En las conversaciones que Corinna Larsen mantuvo con el ex comisario, José Manuel Villarejo, se han tratado una diversidad de temas tal que también se incluye un presunto tratamiento con “hormonas femeninas” de Juan Carlos I. Una revelación que ha publicado eldiario.es y no deja a nadie indiferente.

La charla entre ambos tuvo lugar en Londres, en el año 2016, y que, por supuestos, fue grabada por el comisario hoy en prisión. La conversación se encuentra en el informe de la policía en el marco de la operación que investigó a la empresaria alemana y que comprobaba si ésta había contratado los servicios de Villarejo para espiar a la que fuera niñera de su hijo, sobre quien recaía la sospecha de pasarle información al CNI.

Le han puesto un montón de hormonas femeninas para quitarle fuerza. Para quitarle testosterona y todo eso. Le han quitado todo, ni podía estar con una mujer ni nada…

La pieza, que fue archivada por falta de pruebas, arroja unas grabaciones que no dejan de sorprender. La totalidad de la grabación alberga las acusaciones de Corinna Larsen a los servicios secretos españoles y sus maniobras para hundir su imagen. Sin embargo, hay un detalle que se desmarca de estas acusaciones y que se vincula a la vida privada de Juan Carlos I.

“Le han puesto un montón de hormonas femeninas para quitarle fuerza. Para quitarle testosterona y todo eso. Le han quitado todo, ni podía estar con una mujer ni nada…”, aseguraba Larsen en esta grabación. Además, la examiga del Emérito advertía de que a Don Juan Carlos se le suministraba un exceso de somníferos desde el año 2011, toda vez fue operado del tumor pulmonar.

Sin embargo, durante la conversación, Corinna Larsen no reveló la autoría de esta maniobra, pese a que en otras ocasiones había señalado a doña Sofía de triquiñuelas similares. Lo que sí barruntó la empresaria fue la posibilidad de que el responsable estuviera ligado a la familia Fanjul o el propio Félix Sanz Roldán, exdirector del CNI.

 Larsen insistía en que se le suministraban estas sustancias para tenerlo controlado y poder manipularlo. De esta manera, se le “anulaba su libido” para evitar que estuviera con otras mujeres.