Emilia Arias, mitad berciana y mitad vasca, es una periodista y escritora, feminista con máster en Igualdad y especialista en información internacional y países del Sur. Ha desarrollado su carrera en medios como La Sexta y en organizaciones como Amnistía Internacional y Ayuda en Acción. Actualmente es reportera en TVE. Escribe en Pikara Magazine y otros medios digitales y colabora con organizaciones como Paz con Dignidad o Mugarik Gabe. Ha escrito distintas obras como La revolución de las agujas a favor de los derechos de las mujeres en la India, así como dos libros de temática infantil, La abuelita de chocolate y La barca de Hanielle.

Pero más allá de ese denso currículum, esta informadora es una valiente mujer que dedica parte de su carrera a denunciar las injusticias y a defender los derechos de todos, especialmente de las mujeres y de las personas migradas. Emilia tiene una historia familiar vivida detrás que ella narra y que ahora ha narrado en su cuenta de Twitter. Se trata de unas palabras para la reconciliación y para intentar que se eliminen los odios y la desinformación e historia manipulada que fomentan inquinas y mentiras.

Contra los que mantienen el “que te vote Txapote

Para aquellos que olvidan que ETA ya hace más de un decenio de años que dejó de matar, que quieren revivirla y que buscan herederos donde solo hay personas haciendo política, este hilo de Twitter publicado el pasado martes, les resultará incomprensible y enfadará a quienes gritan “Que te vote Txapote” y a aquellos que quieren mantener, por interés político, un conflicto inexistente, afortunadamente. Para otros, para la mayoría cabal que quiere cerrar heridas y andar en clave de futuro dialogante, debe de servir de ejemplo y será aplaudido.

Su abuelo Avelino y los “años de plomo” de ETA

El abuelo paterno de Emilia, Avelino, emigró a Bilbao para trabajar, pero regresó a El Bierzo cuando la violencia etarra se intensificó y el ambiente se volvió irrespirable. Fueron los llamados “años de plomo” en los que los atentados mortales eran continuos y la extorsión del llamado “impuesto revolucionario” para mantener esa guerra. Amenazado por ETA, regresó a su tierra berciana y montó un complejo hostelero.

En un interesantísimo y valiente hilo en su cuenta del antiguo pajarito, la periodista comienza explicando cómo su familia se fue de Euskadi en los años 80 debido a que su abuelo paterno, Avelino, se negó a pagar el impuesto revolucionario de forma reiterada. Cuenta la nieta, que su abuelo, atemorizado “se asustó, malvendió y se fue. Un emigrante berciano convertido en hostelero con mucho esfuerzo. No un gran empresario. Yo nací en ese contexto”.

En una segunda inserción, señala: “Toda una vida he visto la nostalgia de mis aitas (padres en euskera), que nos criaron lejos de su tierra (los dos nacieron en Bilbao). Mi familia perdió mucho en ese exilio por miedo. En lo material, pero sobre todo en lo emocional. Cartas, visitas, amor a distancia. A mi abuelo le costó volver”.

El abuelo murió perdonando

Prosigue explicando como en el año 2013, su abuelo, Avelino, vino por última vez cuando ella ya residía en Bilbao. “Esto ahora da gusto. Sin violencia”. “Mi abuelo, que dijo en persona en Hendaya a un señor etarra que no le iba a pagar más, se giró y tuvo miedo al tiro en la nuca. Avelino murió en 2014 y ya había perdonado”.

En este párrafo es cuando Emilia se muestra más contundente en negar el estereotipo, falso e interesado, que sobre la situación del País Vasco con la ausencia de violencia y la desaparición del terrorismo, se trata de “vender”, falseando claramente la realidad actual: “Yo, su nieta, os aseguro que la Euskadi de 1982 ya no existe. ETA tampoco. No hay ‘herederos de ETA’ igual que no soy yo heredera del rencor. Hay un partido político legítimo, democrático que se llama Bildu y que apoya mucha gente en las urnas”.

Finaliza el emotivo y clarificador hilo con este tuit enternecedor: “Hace meses encontré en el pueblo una de aquellas cartas que mi abuelo recibía. Con aquel símbolo de la serpiente. A veces no sé cómo explicar toda esta historia a mis peques: nacidos en Bilbao, bilingües en Euskera. Algún día. ‘Bakea’ pedíamos y Paz y convivencia tenemos”.

Ofensas y reconocimientos en redes

Tras la publicación de estos mensajes, las muestras de apoyo y de reconocimiento de su actitud han sido numerosas. Pero también, ha sufrido las invectivas y ofensas de quienes no alcanzan a entender la realidad cierta o no les interesa que la verdad impere. Ante esas agresiones en forma de tuits reaccionarios, Emilia ha contestado: “ETA no existe. Dejó las armas. Hubo un proceso de paz. Aquí se está también trabajando en memoria democrática. Construir una sociedad en paz no significa olvidar a las víctimas. La justicia, la reparación y la memoria no tienen nada que ver con el revanchismo ni el odio”. Y este otro: “No sé con qué insulto o amenaza de los recibidos quedarme. Cuando me manifestaba con las manos blancas no imaginaba que años después me llamarían cómplice del terrorismo que nos echó de Euskadi. No queríais que defendieran sus ideas de forma pacífica, queríais aniquilarlas”.