El consumo de tabaco ha cambiado a lo largo de los años, y no solo por el avance en los dispositivos y los productos, sino también por las conductas de los más jóvenes. Según datos de la encuesta sobre Alcohol y Drogas en España 2023, dirigida por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, el uso de esta droga de forma diaria en nuestro país entre las personas comprendidas entre 15 y 34 años ha disminuido un 8% en los últimos 25 años. El mayor consumo se lo llevan los hombres frente a las mujeres. Además, los vapers han cogido fuerza.

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El consumo de tabaco en los jóvenes

Pese a la reducción del uso de tabaco de forma diaria, la edad media para comenzar a fumar se mantiene en los 16 años desde el 1997, aunque el inicio del consumo diario se ha retrasado en los últimos años hasta los 18. La preferencia para fumar es, a nivel general, los cigarrillos industriales, que representan el 72% del consumo total. Si diferenciamos por sexos, las mujeres son quienes más consumen este tipo de producto, con una tasa cuatro puntos mayor que los hombres.

Cabe destacar que en los últimos años, el tabaco de liar ha ganado más adeptos y su consumo ha aumentado en cuatro puntos desde el 2015, siendo los jóvenes de entre 15 y 24 años quienes más demandan este tipo de tabaco. Lo más llamativo es que la mitad de los jóvenes que actualmente fuman se ha planteado dejarlo en el año 2022 pero solo un tercio lo ha intentado realmente. 

Este informe también recoge la consciencia de la sociedad sobre lo que supone esta droga. Y es que un tercio de la población sabe que consumir tabaco a diario puede causar "bastantes" o "muchos problemas" en la salud. Además, como explica la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tabaquismo aumenta el riesgo de padecer sendas enfermedades que van desde afecciones cardiovasculares, respiratorias, cáncer y otras patologías debilitantes.

Los cigarrillos electrónicos

Para facilitar la reducción del consumo e incluso evitar que los jóvenes se inicien en este mal hábito, el Ministerio de Sanidad ha presentado a las Comunidades Autónomas un Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo (2024-2027), que también va a servir de actualización de la ley antitabaco del año 2011. Un proyecto que incluye ampliar las zonas con espacios libres de humo, protegiendo de esta forma tanto a menores como a fumadores pasivos, además de introducir nuevas regulaciones sobre los cigarrillos electrónicos y los vapeadores.

Y es que otro cambio y una forma de intentar dejar el tabaco de forma progresiva que han encontrado los fumadores es sustituirlo por cigarrillos electrónicos. La mayoría de estos productos no contienen tabaco, pero algunos sí usan nicotina. Con todo, la OMS ha advertido de que se ha detectado nicotina en cigarrillos electrónicos que, en teoría, no llevaban este compuesto. Sin embargo, pese a parecer más sanos, estos llevan aditivos y químicos que pueden ser nocivos para la salud, por lo que no son una alternativa recomendable para esta labor.

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Beneficios de dejar de fumar

Es ampliamente conocido que no fumar o, en su defecto, dejar el hábito tan dañino de hacerlo, tiene un impacto muy positivo en la salud. Así lo han afirmado muchos estudios distintos así como diversas organizaciones relacionadas con la salud. Una de ellas es la OMS, la Organización Mundial de la Salud, que ha recopilado algunos de los efectos beneficiosos que tiene dejar de fumar, tanto a corto plazo como a largo plazo.

Así, el primer día de dejar de fumar disminuye el ritmo cardíaco, la tensión arterial y el nivel de monóxido de carbono en sangre. De hecho, la circulación sanguínea y la capacidad pulmonar mejora en las primeras semanas después de abandonar el tabaquismo. Ya en los primeros meses, se reduce la tos y las dificultades respiratorias, y, en un año, el riesgo de cardiopatía coronaria disminuye en un 50% respecto a un fumador.

En cinco años, el riesgo de accidente cerebrovascular es similar al de alguien que ha dejado de fumar hace entre 5 y 15 años, mientras en una década el riesgo de padecer cáncer de pulmón cae un 50% respecto a un fumador. Además, también disminuye el riesgo de desarrollar otros tipos de cáncer. En 15 años, el riesgo de cardiopatía coronaria es igual al de un no fumador.

Esto también influye en los años de vida. Y es que la esperanza también aumenta de forma casi exponencial en aquellos que no consumen tabaco respecto a los fumadores. Los jóvenes con aproximadamente 30 años tienen cerca de una década más de esperanza de vida. Con 40 años, la esperanza aumenta nueve años, con 50 años sube seis y, con 60, tres.

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