El Juzgado de Instrucción número 6 de Alzira ha emitido una comisión rogatoria internacional para tomar declaración a Kenneth Farquharson Stevens, el capitán del barco ‘City of Plymouth’, en el que huyó Antonio Anglés, presunto asesino de las tres niñas de Alcàsser en 1993. En este caso el único condenado fue Miguel Ricart, a 170 años de prisión, de los que cumplió sólo 21 años.

Esta nueva diligencia de investigación, que adelanta el diario Las Provincias, permitirá que se retrase otra vez la fecha de prescripción de los asesinatos de las niñas de Alcàsser. La primera revisión del caso fue en 2009, cuando los agentes de la Comisaría General de Policía Judicial pidieron al juzgado la intervención del teléfono y el correo electrónico de la hermana de Antonio Anglés. Aunque las escuchas telefónicas no permitieron dar con el paradero del fugitivo, retrasaron la prescripción de los crímenes hasta el 14 de diciembre de 2029.

El caso se extiende 20 años más

La nueva línea de investigación abierta ahora por la jueza de Alzira, con la comisión rogatoria internacional, podría retrasar otros 20 años la extinción de la responsabilidad penal en este mostruoso crimen.

La causa se reactivó en 2018, cuando el programa Equipo de Investigación, de La Sexta, emitió una entrevista con el capitán del City of Plymouth, lo que dio pie a que la policía enviara al Juzgado de Instrucción Número 6 de Alzira un informe sobre la posible ayuda recibida por Antonio Anglés para huir en el citado barco atracado en el puerto de Dublín. El presunto asesino de las niñas nunca llegó a ser juzgado ya que escapó cuando la Guardia Civil fue a buscarlo a su casa.

En esa entrevista, el capitán declaró que un miembro de la tripulación había ayudado a Anglés a escapar, por lo que los testimonios de Stevens y del marinero sospechoso podrían ser claves para esclarecer cómo logró huir. La policía irlandesa ya tomó declaración a Stevens en 1993, pero no esclareció los detalles sobre la fuga o el posible ahogamiento del huido.

Anglés escapó del camarote con la ayuda de un marinero

En la entrevista televisiva el capitán dijo que el 24 de marzo de 1993, cuando la policía irlandesa subió al 'City of Plymouth', el fugitivo ya no estaba a bordo. "Lo metimos primero en un cuartucho donde nosotros guardábamos la cerveza, luego lo llevamos a un camarote vacío y lo encerramos con llave. Había gente cerca vigilando pero se las arregló para escapar en un bote salvavidas, una barca hinchable que debió dejarla caer al mar desde siete metros de altura".

Tras emitir un mensaje de radio a todos los barcos para que buscaran al polizón, "un avión francés lo localizó en el mar, lo subimos a bordo y volvimos a meterlo en el mismo camarote. Atrancamos las ventanas y la puerta con tablas de madera para que no pudiera salir. Era imposible que él abriese la puerta desde dentro", según contó el capitán. Sin embargo, "cuando llegamos al puerto, las autoridades subieron para llevarse al polizón. El oficial jefe dijo entonces que se había ido. ¿Cómo es posible? La madera seguía en la puerta. Alguien tuvo que dejarle salir y haber recolocado la madera. No pudo escapar de ese camarote sin ayuda".

Los marineros supieron después lo que había hecho Anglés

La policía inglesa reunió a toda tripulación en Liverpool y les explicó "lo que había hecho ese hombre, y entonces el oficial me dijo que pensaba que un miembro de la tripulación le había ayudado a escapar". Cuando se preguntó en la entrevista a Stevens quién de sus marineros pudo ayudar a Anglés, respondió que "no puedo decir de qué miembro de la tripulación sospechaba la policía. No puedo acusar a nadie sin pruebas".

El juez José Miguel Bort, instructor de la causa en aquella fecha, no consideró necesaria una comisión rogatoria para la ampliación de las declaraciones de Stevens, aunque su versión de los hechos fue traducida al castellano para incluirla en el sumario.

El capitán ya está jubilado y reside en Reino Unido, por eso la jueza ha remitido la solicitud de auxilio judicial a las autoridades de ese país.