Victoria, Manuel y José Luis repiten cada día la misma rutina al volver a casa. Se quitan cuidadosamente la ropa del trabajo y los zapatos, la meten en una bolsa y se duchan antes de poder saludar a sus familias. Los tres son vigilantes de seguridad de Clece y prestan respectivamente servicio en el laboratorio de Salud Pública de Valencia –un puntero laboratorio virológico en el que se están analizando todas las muestras de Covid-19 de la Comunidad Valenciana-; un polideportivo en Sevilla donde están alojados un centenar de personas sin hogar y un centro de la Cruz Roja donde se reparten tarjetas de comida a personas y familias en riesgo de exclusión social, situado también en Sevilla.

Victoria: "Trabajar me hace sentir bien y veo que estoy haciendo algo positivo para la sociedad. 

Los tres han tenido que superar sus miedos iniciales ante el desconocido coronavirus que, en algunos casos, se convierte en letal. “Al principio todos nos preocupamos, sobre todo en un centro como éste, donde recepcionamos todas las muestras de COVID 19 para que sean analizadas en el laboratorio”, nos comenta Victoria, de 27 años, que se siente una privilegiada por poder trabajar: “Me hace sentir bien y veo que estoy haciendo algo positivo para la sociedad. Además es una suerte poder hacerlo, ya que muchas gente, con esta crisis, se ha quedado sin nada”. Ella vive con su pareja, que también está saliendo a la calle para trabajar: “Seguimos estrictamente las medidas de seguridad y tomo todo tipo de precauciones”.

Todos los vigilantes de seguridad de Clece han recibido formación específica sobre el coronavirus y medidas de protección por parte del departamento de riesgos laborales. La emergencia sanitaria por el coronavirus ha provocado un aumento de la demanda de sus servicios. Cerraron 2019 con 116 contratos de seguridad y 478 servicios contratados y a día de hoy cuentan con 130 contratos y prestan más de 500 servicios.

Clece tiene destinados a más de 850 vigilantes en los centros sanitarios a los que presta servicio: 25 hospitales, 2 clínicas y 10 Centros de Salud. En total hay 2.105 vigilantes en la empresa, de los que 212 portan arma de fuego.

También vigila importantes centros sanitarios como el Banco de Sangre de Barcelona, cuyo correcto funcionamiento es vital para solventar cualquier emergencia en hospitales. La atención es continuada 24 horas al día, los siete días de la semana. Albert Fornies, coordinador de seguridad del centro, pone en valor la importancia de la función que llevan a cabo: "Es importante tener reservas de sangre en perfecto estado y que se pueda llevar a los centros sanitarios cuando se necesite. Cuando llega un pedido, lo que vemos son personas y que tiene que salir con garantía y celeridad".

Vigilantes de seguridad de Clece custodian el polideportivo en Sevilla donde se mantienen confinados a un centenar de personas sin hogar
El difícil reto de confinar a los sin techo en un polideportivo

Uno de los servicios que está prestando Clece Seguridad es la vigilancia del polideportivo en el Polígono Sur de Sevilla donde han alojado a un centenar de vagabundos y personas sin hogar. Entre ellos, algunos con enfermedades mentales y toxicómanos por lo que el servicio se hace muy complicado. Allí se producen reyertas prácticamente a diario y ha tenido que intervenir varias veces la Policía.

Tania González, jefa del Servicio de Seguridad de Clece en Sevilla, se siente muy orgullosa de su equipo. “No sé si son héroes, pero sí están aportando y ayudando a la sociedad”, nos cuenta. El servicio se ha cubierto con voluntarios y personal contratado nuevo: “Había preocupación, sobre todo al principio, por el desconocimiento que hay sobre el COVID-19, pero se les ha instruido y dado formación específica. Todos los trabajadores han tenido la oportunidad de elegir el servicio y han reaccionado muy bien”.

Manuel Rodríguez, de 48 años, es uno de estos héroes anónimos de Polígono Sur, aunque él simplemente siente la satisfacción del deber cumplido.

“Lo llevo bien, aunque psicológicamente afecta, no estamos acostumbrados a hacer un servicio como éste”, asegura a ElPlural.com. El truco para resolver con éxito posibles conflictos, nos explica, es “mediar lo más posible y transmitir empatía”. Eso sí, subraya que están en estado de alerta permanente “porque en cualquier momento puede saltar la chispa”.

Uno de sus mayores miedos, sin embargo, es la posibilidad de meter el virus en su casa, donde vive con su mujer y uno de sus dos hijos, de 20 años. “Siento miedo por la familia”, nos explica y también por cómo lo estarán viviendo sus dos nietos pequeños, a los que por culpa del coronavirus, no puede ver.

También en Polígono Sur trabaja José Luis, de 33 años, que vive con su mujer y sus dos hijos de 12 y 8 años. Está destinado como vigilante en un centro de la Cruz Roja donde reparten tarjetas de comida para canjear en supermercados a familias en riesgo de exclusión social. Allí el servicio transcurre más tranquilo aunque algunos compañeros sí han tenido problemas. “No es la tónica habitual, pero siempre sale alguien que no respeta las normas. El problema vino porque la gente quería que le diéramos la tarjeta sin llamar previamente a Servicios Sociales, pero se solucionó sobre la marcha”, nos comenta.

Cuando no está de servicio, José Luis sigue la misma rutina de millones de españoles que salen al balcón a aplaudir. “Mi primer aplauso lo lanzo por mí mismo, por ser capaz de llevar mi casa adelante, también por supuesto por los sanitarios, los policías y todos los que están trabajando en la calle”, nos confiesa. En realidad para él, esta rutina le pone muy triste: “Veo a mis hijos de 12 y 8 años sin poder salir, no hemos podido celebrar ni la Feria ni la Semana Santa… Eso sí, son cinco minutos en los que puedo ver a mis vecinos y sentir su sonrisa, pero es triste”.

Manuel, por su parte, también extiende los aplausos a toda la sociedad española y los niños, como sus nietos, que tienen que estar confinados en sus casas. Mientras tanto, Victoria reconoce el mayor esfuerzo de los sanitarios, pero reclama que se valore a todos, incluidas las personas que trabajan en seguridad. “Esta crisis nos está dando más visibilidad en nuestra faceta de ayuda y se nos valora más”, comenta.

"Se da mucho valor a los sanitarios, que lo tienen, pero hay también mucha gente detrás para que todo funcione: camioneros, reponedores, barrenderos, nosotros mismos… Creo que esta crisis está ayudando a que se nos vea con más empatía y la función social que estamos desarrollando", concluye Albert Fornies.