“Después de año y medio, ahora sobramos. En diciembre nos vamos a la calle, no van a renovar los ‘contratos covid’”. La que habla es Blanca Gorris, enfermera de 24 años de la unidad UCI del Hospital de Henares, que relata con amargura su horizonte laboral en declaraciones a ElPlural.com.

La joven sanitaria es una de las afectadas por los despidos que se van a producir a finales de diciembre por el fin de los fondos covid. Desde el inicio de la pandemia se han firmado unos 90.000 contratos de refuerzo a nivel nacional, y se prevé que entre 20.000 y 50.000 profesionales no sean renovados en su vencimiento, según los datos de la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF). Cifras catastróficas que vuelven a situar a la sanidad en un complicado escenario.  

El concepto de los ‘contratos covid’ es una estafa. España cuenta con un déficit de 120.000 enfermeras, y en Madrid en concreto hay un déficit de casi 15.000 enfermeras. Intentar hacer creer que los contratos covid son de refuerzo no es cierto, es un déficit que veníamos arrastrando desde hace mucho tiempo”, lamenta Víctor Aparicio, enfermero de UCI del Hospital Universitario de Gregorio Marañón, en declaraciones a este medio.

Al pasar las puertas de un hospital, la vida de los enfermeros, auxiliares, médicos, celadores y demás personal sanitario se vuelca al completo en el cuidado del paciente y, en tiempos de pandemia, la carga psicológica se ha multiplicado. Blanca, al ser preguntada por si ve la luz al final del túnel al saber que su despido está a la vuelta de la esquina, asegura que, si la ve, “es muy oscura”: “En diciembre los sanitarios tenemos que dar por hecho que nos echan, que nos vamos al paro. No te pueden tratar así, es duro pensar que después de casi dos años estemos en esta situación”, reconoce. 

Esta situación, por desgracia muy prolongada en el tiempo, acaba por pasar factura en los trabajadores a nivel psicológico: “Me temo que la ola de despidos se incremente y hagan varios recortes para solventar los gastos que han tenido durante la pandemia, así que me imagino que vendrán unos años duros para la contratación de enfermeras en los hospitales”, augura Laura Sánchez (nombre ficticio), enfermera de 22 años del Hospital Mancha Centro de Alcázar de San Juan (Ciudad Real) a la que ya se le rescindió su contrato en septiembre, cuando solo renovaron a una cuarta parte de los contratos de verano, aunque en un principio prometieron renovarlos a todos. 

Por esta razón, y durante el transcurso de la pandemia, los medios de comunicación se han hecho eco del cansancio del sector sanitario, del colapso de pacientes que ponían al límite los recursos disponibles y cientos de imágenes de profesionales exhaustos. “Se nos pidió un esfuerzo, lo hicimos, y la recompensa ha sido nula. Nos han utilizado como moneda de cambio, han utilizado nuestra vocación para extorsionarnos, para llevarnos un poco más al límite como mano de obra barata”, condena Víctor Aparicio.

“Promesas falsas de balcón”

El Gobierno de Pedro Sánchez decretó el confinamiento total y obligatorio de la población el 14 de marzo de 2020 para cortar de raíz la expansión de un virus desconocido. A pesar de que los abrazos o los encuentros cara a cara se esfumaron de la noche a la mañana, la sociedad española se las ingenió para hacer un acto de solidaridad al unísono: los aplausos en los balcones a las ocho de la tarde. 

A diario, los españoles salían momentáneamente de sus casas para aplaudir a todos los profesionales sanitarios que se estaban dejando la piel por los enfermos de covid en la primera ola del virus. De bailes y cánticos improvisados a retos virales en las redes sociales sirvieron para animar a la población cuando llegó la oscuridad.  Desde el otro lado de la ventana, en los hospitales, los profesionales agradecieron en múltiples ocasiones tales muestras de afecto y cariño pero, en estos momentos, el recuerdo de esos aplausos ha tomado otro significado. 

“Yo los aplausos de las ocho de la tarde los llamo ‘promesas rotas de balcón’, fueron promesas incumplidas, llenas seguramente de buenas intenciones pero que se quedaron en nada, en agua de borrajas. Era más fácil aplaudirnos que mirar de frente a un problema que llevábamos denunciando durante mucho tiempo”, reflexiona el enfermero del Gregorio Marañón.

Enfermeras agradecen los aplausos de la población en abril de 2020 en Gerona (Cataluña). EP

Por su parte, Blanca coincide en que aquellos aplausos fueron “muy bonitos”, pero la cara ‘b’ de esa realidad resulta más dolorosa: “¿Por qué esto ahora, porque hay una pandemia?”, se pregunta rememorando la doble sensación al escuchar aquellos aplausos. “Esto, cuando ahora lo estamos pasando fatal, emociona mucho, se te ponen los pelos de punta al recordar esos momentos, pero preguntarse de qué han servido. Yo sigo siendo la misma enfermera que hace un año”, reflexiona.
 

Laura continúa en la misma línea las declaraciones de su compañera: la emoción está ahí, pero la sensación final no es tan gratificante: “No pretendo que nos consideren héroes ni nada por el estilo, solo que consigamos por fin ese reconocimiento que tanto nos cuesta que nos dé la sociedad y que solo sale a luz cuando, desgraciadamente, surge una catástrofe como la que hemos tenido. Siento el apoyo de los compañeros del hospital y de los enfermos, que nos agradecen día a día el cuidado que les damos, pero de la sociedad en general no lo siento y de los políticos, aún menos”, lamenta. 

La delicada situación de la Atención Primaria y alrededor de 11.000 despidos en Madrid

Desde los sindicatos de enfermería alertan de la preocupante situación de la Atención Primaria. Las trabas que se encuentran los usuarios a la hora de solicitar una consulta médica o una intervención quirúrgica por culpa de las largas listas de espera de la sanidad pública tienen explicación, no son fruto del azar.

En relación con la situación de la Comunidad de Madrid, desde ElPlural.com nos hemos puesto en contacto con dos de los principales sindicatos de enfermería para conocer de primera mano las demandas y sensaciones de los sanitarios ante este escenario. 

“Queremos denunciar que no tiene sentido que se despida a la gente. En concreto, en la Comunidad de Madrid, sobre los 11.000 contratos que se han ido reduciendo hasta los 9.000, se pretende despedir al 55% de esta plantilla, serían entre 5.000 y 5.500 trabajadoras. Nosotros creemos que no se puede despedir a nadie porque los hospitales siguen con la misma carga de trabajo”, condena Luis López, delegado general del sindicato MATS en el Hospital 12 de octubre. 

Asimismo, señala con urgencia que la Atención Primaria “es vital” y que se debe reforzar con “recursos humanos y económicos” para que los servicios al paciente estén al 100% de cara a la temporada de invierno, la cual ya se aventura muy complicada con la inoculación de la tercera dosis de la Covid-19, la campaña de la gripe y el resto de enfermedades que se dan en este época del año. 

En el mismo sentido, Víctor Jiménez, presidente de Asociación Madrileña de Enfermería Independiente (AME), también denuncia que “los índices de inestabilidad laboral” actual de los profesionales son insostenibles y afectan directamente a los usuarios. De este modo, desde este sindicato culpan directamente al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso: “Parece que en Madrid el covid ya ha pasado. Da la sensación de que desde la administración quieren demostrar que aquí no ha pasado nada”, explica, añadiendo que se sienten como "los olvidados” en comparación con otros sectores.

Unión de fuerzas por una misma causa

La voz de los sanitarios siempre se ha escuchado en forma de concentraciones de mareas blancas, en las que siempre han luchado por sus derechos y por la mejora de sus condiciones laborales. Este mes de noviembre y el próximo diciembre, este sector ha estrechado lazos para fijar varias concentraciones en la capital. 

Desde CCOO Sanidad de Madrid nos adelantan cuáles son las marchas convocadas: desde este jueves 18 de noviembre se podrá asistir a una marcha blanca por la reactivación de los servicios SUAP, el 25 de noviembre y 2 de diciembre se convocan dos movilizaciones para pedir más financiación a la Atención Primaria y, después, otras dos citas más para pedir más presupuesto para Sanidad, una frente al Ministerio de Hacienda el 15 de diciembre y una segunda en la votación de la Ley de Presupuestos en la Asamblea regional.

 

De este modo, por su monumental esfuerzo durante la pandemia y por las condiciones precarias que venían arrastrando, los profesionales de la salud reclaman la rebaja de su jornada laboral a 35 horas (y no las 37 y media que sigue manteniendo la Comunidad de Madrid desde 2012) o la concesión de sus días de descanso: “Se les adeuda de media en torno a 100 horas de descanso a muchos de los profesionales del servicio madrileño de salud”, asegura Mariano Martín-Maestro, secretario general de CCOO Sanidad, aunque también recuerda que es probable que estos no se vayan a producir por la falta de personal actual.

Situación desigual por CCAA

La desmoralización y el enfado de los sanitarios es una crisis que se ha hecho de notar en cada rincón del país. En Andalucía, las movilizaciones han estado a la orden del día por el anuncio del despido de 8.000 trabajadores del Servicio Andaluz de Salud (SAS). El Gobierno andaluz ha culpado al Ejecutivo central de no renovar los ‘fondos covid’ con los que la autonomía contrató a 20.000 profesionales, de los cuales 12.000 conservarán sus puestos durante seis meses más.

Castilla-La Mancha también ha rescindido más de la mitad de los 7.000 contratos que firmó en pandemia, ya que 4.731 ya tienen fecha de vencimiento. Por su parte, desde Cataluña e Islas Baleares se aferran a su intención de volver a reclamar los ‘fondos covid’ “hasta el final, porque es necesario para todos, es necesario fortalecer el sistema sanitario”, según afirmaron fuentes de Redacción Médica

Por otro lado, otras autonomías como Comunidad Valenciana o Galicia luchan por despedir al menor número de sanitarios. La primera de ellas ha renovado 6.050 contratos de los 9.309 formalizados, mientras que la Xunta de Núñez Feijóo mantendrá los 1.200 profesionales contratados y espera cerrar un acuerdo con los sindicatos sobre los despidos y las prórrogas.