Golpe duro para le jet set española. La Justicia y la Guardia Civil se encuentra investigando una trama de caza ilegal en la que estarían presuntamente involucrados algunos de los apellidos más ilustres de nuestro país, como Juan José Franco y de Suelves, bisnieto de Franco y consejero delegado de Huntser, empresa dedicada a la gestión de licencias y cotos de caza en varios países y con alguna polémica a sus espaldas; y el marqués de Valdueza, Alonso Álvarez de Toledo, uno de los mayores propietarios de caza en España.

Según desvela este miércoles El Confidencial, los implicados abatieron decenas de corzos, machos monteses, ciervos y otras especies de gran valor natural sin disponer de las licencias públicas necesarias para ello. Además, habrían manipulado los precintos de control cinegético para blanquear las capturas y que los trofeos pudiesen colgar de las paredes sin levantar sospechas.

Los involucrados

Las diligencias se instruyen en el Juzgado número 3 de Móstoles (Madrid) y apuntan a 23 personas, de momento, a las que se les atribuye posibles delitos contra flora y fauna, además de falsear documentos. Entre quienes parecen estar también implicados se encuentran Beatriz Fernández de Córdoba Ruiz de Ocejo, aristócrata y copropietaria de Serbal de los Cazadores, una de las armerías más representativas de España, o los dirigentes de varias empresas especializadas en la organización de monterías y recechos de las dos Castillas, como Caza Sigüenza, Sopié y Sabana o Recechos del Norte.

A ellos se les suman un trabajador interno de Caixa Bank, otro de Santander, un veterinario de Madrid, un empleado de Naturgy, un abogado también de la capital y un largo etcétera hasta superar la veintena.

La trama

El hilo del que empezar a tirar fue un cuaderno hallado en una taxidermia pirata de Móstoles, que ayudó a averiguar quién se ocultaba detrás de la caza de los animales. La presencia del lugar, por su parte, fue advertida por una llamada anónima.

Los responsables de seguridad acudieron allí -la investigación comenzó en 2021- y encontraron 13 trofeos de corzo, otros cuatro de macho montés, un cráneo de lobo, 123 precintos de caza manipulados y un congelador de varias especies no autóctonas.

Lo que más llamó la atención de los agentes fue el hallazgo de los precintos alrededor del sitio. Tras estudiar el caso se ha descubierto que los involucrados empleaban un solo precinto, alteraban los sistemas de seguridad de manera no autorizada y abatían a los animales que querían para que, después, en la taxidermia, el responsable de la misma los disecara previa vista gorda.