Desde el decreto oficial del estado de alarma el 14 de marzo de 2020, 21 personas sin hogar han falleciso en las calles de Barcelona, 17 de ellos murieron desamparados en ellas, según confirma la Fundación Arrels. 

De estas últimas, el más joven tenía 22 años, mientras que el más adulto 71. Aunque los motivos no están directamente relacionados con el coronavirus, su contexto sí que ha estado relacionado dado al parón de la economía y a los meses de confinamiento total en el que se sumió el país.

Según Arrels, tres de estas personas fueron víctimas de homicidios violentos durante abril. De esta manera, la pandemia ha "agravado y evidenciado" los riesgos a los que los sintecho se enfrentan día a día en las calles. Además, apuntan a que alrededor del 22% no solían dormir con un techo sobre sus cabezas, llevando incluso más de cuatro meses en plena calle, sin resguardo alguno. 

El perfil de estas personas suele ser masculino y de mediana edad, comprendida mayoritariamente entre los 40 y 50 años, y de origen extranjero. El 88% son hombres, mientras que ocho de cada diez son personas migradas. Las mujeres tienen una edad media de 46 años y los hombres 42.

Desde el Ayuntamiento de Barcelona, liderado por Ada Colau, se habilitaron algunos hoteles que permanecían cerrados para darles cobijo seguro a estas personas. A pesar de la iniciativa, solo el 11% se presentaron en las instalaciones. Según el Ayuntamiento, un 40% de los alojados no había vivido nunca antes en la calle.