Últimamente te han prohibido ser niño. Gallardón, quijote contra molinos de vientos estructurales, caudillo dando el pecho en defensa de una mujer que no tiene derechos sobre su cuerpo, que no sabe defenderse ni de sí misma, que debe regresar, a las labores propias de su debilidad femenina, a ser luna abierta para las noches erectas, a cuidar de los hijos como una virgen lorquiana, va a luchar como nadie lo ha hecho para que nadie obligue al aborto. Tiene a Rouco de escudero, a Cospedal portadora de cruces y a Soraya-pedro-jota-portada.

Entronizada la crisis en el solio del miedo, el Gobierno suprime las ayudas para la construcción de escuelas infantiles porque son simplemente “un componente educativo menor de tipo asistencial”  (¿Y si le llamamos violencia estructural?)  Ignora el Gobierno que sin esa educación primigenia se inyecta un futuro fracaso escolar. ¿Se disputan la autoría de este recorte Gallardón-justiciero o el desnortado Wert?

A los niños hay que incluirlos en la  crisis. Para que crezcan con miedo al trabajo adulto, al despido caprichoso, a laponias heladas, a desahucios, a contenedores con restos de Carrefour-Corte Inglés. Poco a poco como aquellos flechas de pantalón corto, niñas-sección-femenina hasta llegar al correaje brillante, camisa azul y bordados para un ajuar de piernas cerradas  evitando las caricias del alma.

Niños de dos a seis años. Sin escuelas, sin columpios, sin vichy cuadriculado como mantelitos de inocencia. Infancia sin chupete de leche condensada para calmar la tragedia de un juguete estropeado. A Wert le preocupan los toros. Hay que ayudar a la sangre valiente. “En los carteles han puesto un nombre…”  “Pisa, morena, pisa con garbo…”  Wert aplaudiendo a Francisco alegre y olé. Aunque los niños no tenga escuelas porque al fin y al cabo son “un componente educativo menor de tipo asistencial”

Prohibido ser niño. Prohibido ser muchacho informáticamente comunicado. Hay que superar el skipe. Las señales de humos tuvieron su importancia. Y los sobres que llevaban besos a la quinceañera. Y los cuadernos de caligrafía y el catón y el ripalda ortodoxo de cruzada vencedora. Zapatero aportó ordenadores a las escuelas. Wert los destierra como si de un arma de destrucción masiva se tratara. Ordenadores, Educación para la ciudadanía: inventos de un gobierno preocupado por un futuro abierto y en paz. Pero el tertuliano tibio de opinión es ahora ministro recortado y recortable. Prohibida la educación para la ciudadanía, prohibidas las escuelas pequeñas para pequeños, prohibidos los ordenadores. Es mejor llevarlos de la mano camino del INEM para que vayan adquiriendo estilo de parados, a cuatrocientos euros la pena.

¿Y si prohibiéramos que los niños fueran niños?