Cuando Zapatero anunció los fatídicos recortes de mayo de 2010, defendí la postura de que en lugar de meter la tijera directamente, tendría que haber convocado elecciones y presentar un nuevo programa ajustado a la realidad. El programa electoral debe ser como un contrato entre sociedad y representantes, y cuando tal contrato no se puede cumplir, se entiende que está agotado y hay que presentar nuevas propuestas y la ciudadanía se debe volver a pronunciar.

Por tanto, para ser coherente con mis planteamientos, y aún en alguna discrepancia conmigo mismo, me veo invitado a pedir a Rajoy que convoque nuevas elecciones, ya que es evidente que la realidad le ha desbordado. El propio presidente del Gobierno, así como Javier Arenas, Cospedal o Soraya, también estarán de acuerdo en esto que estoy planteando, ya que es obvio que Rajoy está improvisando y pasándose, al mismo tiempo, su programa electoral por donde todos sabemos. ¿No son motivos suficientes? Suficientes o no, son los mismos argumentos que utilizaban para presionar a Zapatero para un adelanto electoral.

La promesa más importante de Rajoy (incluida en su programa y vociferada por todos los medios) era bajar los impuestos, y nada más pasar la puerta de entrada de La Moncloa decreta una subida descomunal del IRPF y del IBI. Su segunda propuesta estrella era incentivar la industria con recortes tributarios, los cuales eran esperados como agua de mayo por los  hosteleros, que son la principal industria del país. Anteayer el ministro Soria decía al respecto que eso no es posible en tiempos de crisis. Que yo sepa la crisis no es algo nuevo, y al PP le han votado en crisis.

En consecuencia, si en la situación que vivimos no se pueden aplicar las recetas que votaron once millones de Españoles, dando al PP una mayoría absoluta para que las desarrolle, habría que convocar nuevas elecciones. Esto, como es razonable, lo compartirán también todos los votantes del PP que votaron otra cosa  o ¿es que el electorado del Partido Popular vota cualquier cosa que aparezca debajo de una gaviota?

Si Zapatero terminó su etapa de gobierno completamente achicharrado, y cumplió más o menos su programa durante cinco años, cómo podrá terminar Rajoy que no ha tardado ni cinco minutos en tirar por el váter las propuestas con las que ganó las elecciones del 20N. Debemos exigir enérgicamente a nuestros representantes que cumplan sus programas y promesas, y ellos, al mismo tiempo, deben tener la honestidad política de dimitir cuando sus planes no son viables o posibles en una determinada coyuntura. Todo lo demás es una tomadura de pelo.

Alfonso Cortés González es vicedecano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Málaga y profesor de Comunicación de las Instituciones Públicas.
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