Pocos patinazos pasaran a la historia con mayor resonancia que el de Enrique Suñer (presidente de la Comisión de Cultura y Enseñanza del Gobierno de Burgos) cuando calificó a María Goyri como una “de las personas más peligrosas de España”.

Suñer venía de las trifulcas universitarias habidas desde tiempos de Primo de Rivera, de tal forma que la sucesiva pérdida de cargos le generó un odio casi paranoico hacía el mundo de la docencia. Odio que se volvió furibundo al estallar la Guerra Civil llegando a proponer purgas intelectuales contra todo aquel que no comulgase con sus ideas, lo cual hace entender el porqué de su enconado enfrentamiento con la figura que hoy nos ocupa, María Goyri.

Nacida en Madrid tal día como hoy en 1873, María fue hija María Amalia Vicenta Goyri, una costurera vasca que por ser madre soltera educó a su hija de una manera totalmente distinta a la de la mayoría de las niñas de su época. Con un disciplinado horario supo inculcarle todo tipo de inquietudes, desde el dibujo a los idiomas, pasando por la gimnasia o caminar al aire libre que además de formar a la pequeña ayudó a combatir una posible artritis.

La pequeña María Goyri. Fundación Ramón Menéndez Pidal.
La pequeña María Goyri. Fundación Ramón Menéndez Pidal. 

Los viajes de madre e hija por los distintos núcleos familiares de los Goyri hicieron que a los doce años María ya hubiese residido en las provincias de Vizcaya, Ávila y Burgos adquiriendo la experiencia vital suficiente como para convertirse en una destacada alumna de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer que en 1870 había fundado Fernando de Castro.

Desde entonces su ascenso fue meteórico, la aclamación de sus profesores, los premios y las oposiciones logradas contra viento y marea hicieron indudables sus méritos, más aún cuando la formación de la mujer seguía siendo un tema tabú en la España de entonces.

Fotografía de María Goyri

Difícilmente María habría alcanzado todo su prestigio si no se hubiese sentido libre desde niña

En 1893 logró matricularse en Filosofía y Letras por la Universidad Central de Madrid, cuando aún estaba vetada la entrada a las mujeres (que no lograron acceder hasta 1910) para finalmente alcanzar el doctorado con tal prestigio que no tardó en ofrecer aclamadas conferencias, como en la que conoció a un joven de 27 años de espesa barba, acento asturiano cuyo brillante expediente le acabaría convirtiendo en catedrático de filología románica. Era Ramón Menéndez Pelayo.

Entre los libros medievales y los paseos por el Guadarrama terminó brotando el amor y así los jóvenes filólogos acabaron casándose en 1900, eligiendo como viaje de novios la ruta del Cid, en la que atravesarían Castilla en tren, mula y balsa con tal de empaparse de los escenarios de los que tanto habían leído.

Fotografía de la boda de María Goyri. Fundación Ramón Menéndez Pidal.

Fotografía de la boda de María Goyri. Fundación Ramón Menéndez Pidal

Curiosamente el 28 de mayo la pareja se detuvo en el Burgo de Osma para contemplar un eclipse solar, razón por la cual entablaron conversación con una lavandera que les puso en la pista sobre una cuestión que cambiaría la vida de la pareja. Un romance desconocido para ambos que narraba la muerte del príncipe Juan.

El valor histórico de las coplillas populares despertó en Ramón y María una vena folclorista que no abandonaron jamás. Compaginándola con temas como la enseñanza (recordemos que María Goyri fue profesora de literatura en la Residencia de señoritas), la ayuda a los desfavorecidos (fue una de las fundadoras del Protectorado del niño delincuente y activa colaboradora con la orden salesiana y María Sánchez Arbós que sufragaban la educación de niños desfavorecidos) y el amor por la cultura española.

Llegada la Guerra Civil, los sectores más reaccionarios, por no decir sencillamente estúpidos, vieron con odio los avances educativos que había llevado a cabo en los últimos años, y confiando en que una población ignorante es más explotable arremetieron contra todos aquellos que como María Goyri habían hecho tanto por España.

Así acabó siendo acusada con todo tipo de barbaridades por el citado Enrique Suñer en un gesto muy poco cristiano para quien decía ser tan católico.

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María Goyri, “una de las personas más peligrosas de España”, ahí es nada. Fundación Ramón Menéndez Pidal.