Dicen que la Navidad puede unirlo todo, Pero… ¿Hay algo que una los catalanes presos con el Banco de España o Esquerra Republicana con los reyes de España?. Si, el Sant Drap, o lo que es lo mismo, un pañal del niño Jesús.

Jesucristo es posiblemente el personaje histórico del que más reliquias haya generado y aunque muchas estén perdidas ocultan historias alucinantes, tal es el caso de sus propios pañales.
En los evangelios apócrifos, ya se habla de ellos como un presente que María y José les hacen a los Reyes Magos. Ante tan desigual intercambio (oro, incienso y mirra por un pañal usado…) cualquiera pensaría que los pobres monarcas se llevarían un fiasco, pero en absoluto. Cuando volvieron a su tierra, nos cuenta el Evangelio Árabe de la Infancia que hicieron una gran fiesta y como eran de una cultura tan exótica y extraña decidieron coger tan preciado regalo y tirarlo a una hoguera descubriendo que era ignífugo. Sin duda tenía los super poderes que se le presuponen a las reliquias de primera división.
Desde entonces hay un largo vacío en la historia del santo o santos pañales porque fueron varios los venerados en el mundo. Sin embargo, el mejor documentado es el que se conservaba en la catedral de Lérida.

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Muy posiblemente esta reliquia conservada en Coria sea otro santo pañal solo que mal catalogado. Fotografía del autor.

Según la tradición piadosa, el primer pañal que usó Jesucristo se conservaba en Jerusalén, gracias a los discípulos de Jesús que imaginamos tuvieron la tarea ímproba de buscar un pañal al menos 33 años después de que el Mesías lo usase (vaya usted a saber donde andaría ya el pañal).
Pero como es una tradición piadosa démoslo por cierto, en Jerusalén permaneció hasta que el 2 de octubre de 1187 irrumpen las tropas Saladino entregándoselo a su señor, los herederos de Saladino lo van transmitiendo hasta caer en manos del sultán de Babilonia, quien a su vez lo entregará a la hija del rey de Túnez, quien le profesó tal veneración que incluso se lo llevó a la Meca en uno de sus peregrinajes.

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Estampa del santo pañal de Lérida.

De este modo el Santo Pañal acabó custodiado por los reyes de Túnez hasta que aparece en escena el protagonista de esta historia, el comerciante ilerdense Arnau de Solsona. Por motivos laborales Arnau se encontraba en Túnez donde conoció a dos catalanas cautivas Elisenda, y su hija Guillamona.
No se sabe si Guillamona era hija biológica o solo adoptiva de Arnau pero lo cierto es que él es tomado por padre en el resto de la historia, pues pese al triste destino que les esperaba en su presidio su suerte cambió de golpe.
El heredero al trono tunecino se enamoró perdidamente de Guillamona gracias a lo cual ella se convirtió en princesa teniendo acceso al tesoro real, donde estaba… ¡exacto, el Santo Pañal!
Pese a que robar es pecado, aquí la tradición piadosa lo pasa por alto y Guillamona los sustrae a los tunecinos entregándoselo a su madre ya casada con Arnau cuando el matrimonio consiguió la libertad para volver a Lérida.
Allí, Elisenda lo guarda en absoluto secreto hasta su muerte, y antes de fallecer le confiesa a Arnau el valor de aquella pieza y éste finalmente la entrega a la catedral el 4 de diciembre de 1297.
Desde entonces ritos, cofradías y todo tipo de homenajes han rendido culto al santo pañal.

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Los fervorosos reyes de España también rindieron culto al Santo Pañal, un ejemplo fue el nacimiento de Isabel II cuando se trasladó la reliquia al Palacio Real.

Finalmente, llegada la Guerra Civil, en concreto 25 de agosto de 1936, el comisario de la Generalitat Joaquim Vilá lo envió al Banco de España para evitar su destrucción, pero el Banco de España (que ya se le daba bien extraviar cosas) permitió que se sustrajese al  perdiéndosele el rastro allende de la frontera con Francia.
En cualquier caso y si de por sí esta historia no les parece rocambolesca un último dato, la persona que retiró la reliquia del Banco de España solo se identificó con una seña, ser militante de Esquerra Republicana.

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El Banco de España, ultima morada del Santo Pañal.