Las leyendas, el romanticismo y otras tantas idealizaciones han exagerado la genialidad hasta tal punto que el lado humano de los artistas queda eclipsado, anulando la importancia que tuvieron personajes cotidianos como aprendices y modelos.

El hombre que posó haciendo de San Pablo

El hombre que posó haciendo de San Pablo aparece en otro lienzo de Velázquez almorzando
De ambos hablaremos hoy, pues tienen gran relevancia en el caso de Velázquez. Sus obras están cargadas de retratos ocultos en los que si prestamos atención veremos a las mismas facciones en varios personajes. Un buen ejemplo son jóvenes que hacen de cíclopes de La fragua Vulcano y de hijos de Jacob en el lienzo de La túnica de José.

Todo esto nos hace pensar en que Velázquez usaba modelos, tal como nos cuenta su maestro (y en cierto modo biógrafo) Francisco Pacheco. Este gran pintor sevillano escribió un tratado de pintura en el que ofrece todo tipo de enseñanzas entre ellas lo beneficioso que supone pintar con modelos.

Francisco Pacheco, maestro y suegro de Velázquez

Francisco Pacheco, maestro y suegro de Velázquez gracias al cual sabemos que Velázquez pintó con modelos
En ese sentido, pone como ejemplo a su antiguo alumno, Diego Velázquez, quién según Pacheco:

(…) siendo muchacho, el qual tenía cohechado un Aldeanillo, que le servía de modelo en diversas acciones, y posturas; ya llorando, ya riendo, sin perdonar dificultad alguna.  Y hizo por él muchas de carbón, y realze en papel azul, y de otros muchos naturales, con que grangeó la zerteza en el retratar

Sería por tanto el primer modelo de Velázquez, pero ¿quién era? ¿cómo se llamaba ese muchacho? La respuesta está en los lienzos y documentos velazqueños.

Si nos fijamos Pacheco habla de que este “aldeanillo” lo retrató Velázquez en su juventud y por lo tanto nos remite a su etapa sevillana. En los cuadros de entonces vemos a un niño aparecer una y otra vez. En El aguador de Sevilla, en La vieja friendo huevos, e incluso en el cuadro de Cristo en casa de María y Marta travestido de mujer.

¿Sería este joven el “aldeanillo” del que habla Francisco Pacheco?

¿Sería este joven el “aldeanillo” del que habla Francisco Pacheco?

Parece claro que el aldenillo es el modelo de la etapa sevillana de Velázquez pero, ¿Cómo se llamaba? ¿Qué sabemos documentos viejos documentos nos ofrecen una respuesta.

En el Archivo Histórico Provincial de Sevilla se conserva el contrato que Diego Velázquez a los 21 años firma con Alonso Melgar para el que su hijo Diego Melgar asista como aprendiz a Velázquez.

En dicho documento se expecifica la edad del muchacho de “treze a catorze años poco más o menos” edad coherente por ejemplo con El aguador de Sevilla, fechado en 1620 y donde vemos a un adolescente de esa misma edad.

Sin embargo y aunque en el acuerdo Velázquez se compromete a educar “por tiempo de seis años” a Diego Melgar, el muchacho no le acompaña a Madrid cuando Velázquez postulaba para pintor del rey.

¿Qué pasó con Diego Melgar? La respuesta se encuentra en un nuevo contrato fechado el 13 de junio de 1621 en el que fue nombrado aprendiz de Francisco López Caro.

Pícaro de cocina

Pícaro de cocina. Pintado por Francisco López Caro. Su parecido con el muchacho que aparece en El almuerzo hace pensar en un solo nombre

Curiosamente de los pocos retratos que se conservan pintados por este artista sevillano se encuentra Pícaro de cocina.  Un lienzo en poder del Museo del Prado en el que aparece un joven de indudable parecido a los retratos que de Diego Melgar hizo Velázquez. El parecido llega incluso a los objetos del bodegón dónde parece que se hubiesen sacado de la cocina de la Vieja friendo huevos y puesto sobre la mesa del Pícaro