Ya con el Real Decreto de la reforma laboral aprobado de carambola -error del PP mediante-, Yolanda Díaz desembarca en la campaña electoral de Castilla y León. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo ha retomado el “proceso de escucha” para armar su nuevo proyecto político y asaltar Moncloa de la mano de una plataforma transversal que desborda Podemos, lo que encorseta notablemente su presencia en la campaña de los comicios del 13F. Por un lado, su relación con las lideresas moradas, a saber Ione Belarra e Irene Montero, no atraviesa su mejor momento, a juzgar por el plantón que le dieron el pasado jueves; y por otro, Podemos es consciente que su futuro está ligado al de Díaz y no quieren quemar la figura en una contienda electoral tan complicada para ellos.
Díaz acompañará al candidato de Unidas Podemos, Pablo Fernández, el próximo jueves. Será en un escenario humilde y modesto. La localidad elegida ha sido Castronuño, un municipio vallisoletano de menos de 1.000 habitantes. Allí recibirá el cariño de Fernández. “Será un espaldarazo importante”, ha dicho sobre su visita. Con respecto al motivo por el cual aún no había participad en ningún acto, justificó que ha estado “centrada y concentrada donde tenía que estar", que era la aprobación de la reforma laboral. Ahora, tras conseguir su visto bueno en la Cámara Baja, Díaz tiene "la agenda más despejada”, ha esgrimido Fernández.
El del jueves será el único acto de campaña en el que participará. No estará en el cierre de campaña, que tendrá lugar un día después, el viernes, en el que sí participarán las principales dirigentes de Podemos, las ministras Ione Belarra e Irene Montero, y el ministro de Consumo y líder de IU, Alberto Garzón.
Toca cuidarla
Podemos, que acostumbra a cuidar con sumo mimo su marca y siglas, se ha encomendado a los designios de Díaz, que cada paso que da, parece revelar que su camino está más lejos de los morados. No quiere ataduras de ningún tipo y su plataforma será lo suficientemente laxa como para que quepan diferentes y muy diversas sensibilidades progresistas. Con este telón de fondo, y habida cuenta de las reticencias que genera su decisión en algunos, cada gesto se interpreta como un posible desplante. Desde el punto de vista de la estrategia comunicativa y política, no se entiende que Belarra y Montero contraprogramaran a Díaz cuando estaba defendiendo ante el Congreso la ley más importante de la legislatura y, de facto, su legado en el Gobierno. Su activo más preciado fue eclipsado por la ausencia de las dos primeras espadas moradas. El acto, organizado por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, sirvió para que la secretaria general de Podemos anunciara la proposición de incluir en la ley de Familias, un permiso de cuidado de al menos siete días al año 100% remunerado, tanto para atender a los hijos como a los padres u otros convivientes. El evento llevaba tiempo agendado, pero habida cuenta de la importancia de ese pleno, bien podría haberse modificado.
No se entiende que Belarra y Montero contraprogramaran a Díaz cuando estaba defendiendo ante el Congreso la ley más importante de la legislatura, la reforma laboral
Lo ocurrido se interpretó como un feo gesto de las moradas hacia la que podría ser su candidata en las próximas generales. Las palabras de Fernández sirven de bálsamo. Y es que, con todo, los morados tratan de cuidar la imagen de Díaz, y buena muestra de ello es que, según fuentes, el partido ha limitado sus apariciones no solo por la reforma laboral, sino porque Castilla y León es un territorio complicado para ellos y no querían que se quemara tan pronto. El empuje, por tanto, lo darán Belarra y Montero, quienes ya han estado dos veces cada una y serán las maestras de ceremonia en el acto de clausura.
Iglesias pide autocrítica
El desplante de Belarra y Montero a Díaz no ha sido la única daga que ha alcanzado a la ministra de Trabajo. El exlíder y exvicepresidente segundo, Pablo Iglesias, también ha lanzado afilados dardos. En su podcast La Base ha pedido autocrítica: “El mejor activo electoral de Unidas Podemos estuvo en manos de la derecha, que entró a matar. El tamayazo no fracasó por la inteligencia estratégica de la izquierda, sino porque la derecha falló un remate a puerta vacía”. “No nos podemos mentir -ha continuado-. La reforma laboral es el resultado de una correlación de fuerzas endiablada. Ni CCOO ni UGT están en el mejor momento” y Podemos es el socio minotirario. “Enfrente está la patronal, las derechas política y mediática, y el PSOE. Podemos no lo puede decir, pero yo sí, y digo la puñetera verdad”.