Ahora que se están produciendo los debates en el Congreso de los Diputados para votar la propuesta de investidura de Pedro Sánchez, resultan llamativas las coincidencias entre PP y Podemos.

Las dos formaciones con más diputados, además de PSOE y C’s, han anunciado el voto en contra a la candidatura socialista. En principio, por razones opuestas.

Podemos sostiene que el acuerdo supone poco menos que la continuidad de las políticas del PP. A su vez, estos denuncian que el pacto es un ataque directo a toda la labor del Ejecutivo durante la pasada legislatura.

Como puede apreciarse, son argumentos completamente opuestos y que la lógica no puede ensamblar de ninguna manera. Cabe preguntarse quién miente de las dos formaciones. O quién miente más.

En cierto modo, tiene sentido que así sea porque son las dos grandes despechadas de este pacto entre socialistas y el partido naranja. A ambas les mueve el interés común de que fracase el acuerdo para que Sánchez y Rivera vuelvan sus cabezas a izquierda y derecha respectivamente.

Y, por supuesto, aunque no lo afirmen públicamente PP y Podemos prefieren un nuevo escenario electoral a tener que transitar por la oposición durante los próximos años.

Sin embargo, analizando el documento en cuestión resulta ciertamente difícil afirmar que esas propuestas supongan una continuidad de las políticas de Rajoy y sus huestes.

En materia laboral supone derogar algunos de los aspectos más nocivos de su reforma: la jerarquía del convenio de empresa sobre el colectivo, la supresión de la ultraactividad de estos últimos o la alteración de los contratos de manera unilateral por los empresarios.

En materia sanitaria y social se propone la recuperación de los derechos sanitarios anteriores a la reforma de 2012 o la aplicación de la Ley de Dependencia. En Educación y Cultura la derogación de la LOMCE y la bajada del IVA cultural.

En materia de derechos y libertades, la derogación de los artículos más regresivos de la Ley de Seguridad Ciudadana o la cadena perpetua revisable, por citar solo dos ejemplos.

Se trata, junto a muchas otras ideas que conforman el documento, de una enmienda a la totalidad de las políticas del PP. Se puede debatir la profundidad de las mismas, su alcance e incluso proponer su ampliación.

Pero es imposible justificar que estas propuestas sean similares a las del Partido Popular. Esta propia formación ya se ha encargado de tildar el documento como “de izquierdas” para afirmar que no puede apoyarlo bajo ningún concepto.

Es cierto que no es el programa de gobierno que PSOE, Podemos, C’s o IU hubieran querido por sí solos. Pero las circunstancias obligan a ser flexibles y a alcanzar acuerdos de mínimos.

Podemos es el único partido, una vez excluido el PP, que puede permitir que estas propuestas sean una realidad. Después podrá afirmar y plantear lo que le parezca oportuno durante su tramitación pero, de momento, quien sale más beneficiado por su NO es el Partido Popular. Ni ellos, ni el PSOE o C’s, y muchos menos la mayoría de españoles que no quieren la continuidad de los populares en el Gobierno.