Una soldado denunció hace tres meses haber sido víctima de una violación en masa dentro del propio cuartel. Y tres meses después la justicia militar aún no ha consierado conveniente acusar a nadie del delito, según informa El País. Pese a que la soldado identificó a dos cabos, un soldado y un cabo primero, la jueza del Juzgado Togado Territorial Militar Nº21 de Sevilla aún prefiere esperar a otro tipo de pruebas, como el análisis de ADN de las manchas de semen que los agresores dejaron en sus panties. 

Drogada por sus compañeros

La soldado acudió a un "pub" cercano al acuartelamiento, donde sus compañeros le habrían echado en su cerveza "burundanga", después la habrían rodeado y sometido a tocamientos para posteriormente ser trasladada a su habitación en el cuartel. Según una testigo, los presuntos violadores entraban y salían de la habitación de la víctima, aullando para avisar a los demás de que era su turno. Según ha podido conocer El Plural de fuentes cercanas al sumario que instruye el juzgado militar "había cola en el pasillo para violarla".

En su denuncia la joven cuenta que uno de los militares a los que ha identificado le solía advertir "un día te tengo que echar burundanga".

Un problema que no se resuelve

Esta no es la primera denuncia por abusos sexuales en el Ejército, que acumula cientos de denuncias por este tipo de delitos, pero en las que apenas hay condenas o procedimientos disciplinarios, especialmente si el acusado o alguno de los acusados tiene un rango superior al de sus víctimas. Según los propios datos del Tribunal Militar Central, entre 2004 y 2015 se presentaron 174 denuncias, se abrieron 46 procedimientos penales y se dictaron 22 condenas: 12 por acoso sexual, una por acoso por razón de sexo y nueve por acoso profesional. Es decir, el 63% de las denuncias acabaron archivadas y solo el 12,5% en condena.