La Haya. 24 y 25 de junio. El gran punto de inflexión para el gasto militar de los próximos años. La primera cumbre de la OTAN de Donald Trump desde su vuelta a la Casa Blanca y, probablemente, la más decisiva. Un pacto que determinará los años venideros, así como la popularidad de, concretamente, un Pedro Sanchez criticado nuevamente por los incesantes murmuradores. El monto de inversión en defensa que acuerden los 32 aliados podría tener un impacto directo en la relación del Gobierno con su socio de coalición, Sumar, así como con el resto de las fuerzas parlamentarias de izquierda. Por ello, el presidente ha asegurado que acudirá a la cumbre en los Países Bajos con una postura "valiente" y "autónoma", incluso si eso implica un enfrentamiento con Estados Unidos.
Por establecer un punto de partida, durante la cumbre de la OTAN en Gales de 2014, en la que todavía Mariano Rajoy era presidente, se marcó un objetivo del 2% del PIB en el plazo de una década. No obstante, en la cumbre celebrada en Madrid en 2022 se calendarizó ese compromiso y España prometió alcanzarlo en 2029. Sin embargo, bajo la presión mundial que se ha vivido desde entonces por parte de EEUU y Rusia, España prevé tocar el umbral del 2% para este mismo 2025.
Todo apunta a que, durante esta cumbre, se acuerde llegar a un 5% de gasto militar y, con Trump presionando a los aliados a invertir más, no parece que el consenso vaya ser un trago fácil. Pese a que el secretario general de la organización, el ex primer ministro holandés Mark Rutte, también señale ese umbral como el requerido, su planteamiento trata de ser más comprensible y razonable.
Planteamiento digerible del gasto militar
Del 5% de gasto militar, según Rutte, será posible diseccionarlo en un 3,5% para gastos puros de defensa, sobre los costes globales para alcanzar los nuevos objetivos de capacidad que los ministros acaban de acordar, y un 1,5% en inversiones relacionadas con defensa y seguridad, como infraestructuras e industria.
En cualquier caso, sigue siendo un porcentaje total del 5%, que España considera excesivo y "arbitrario", y hará hacer valer el "gran esfuerzo" asumido para llegar al 2% en 2025, tal y como manifiestan fuentes de primer nivel del Ejecutivo
En abril, el Gobierno dio luz verde a su Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa, que contempla una inversión adicional de 10.471 millones de euros. Con esta inyección, y sumando los compromisos ya adquiridos, el gasto total previsto en defensa para 2025 ascenderá a 33.123 millones de euros, lo que equivale exactamente al 2% del PIB.
Pedro Sánchez adelantó que este esfuerzo presupuestario recaerá íntegramente sobre las cuentas del Estado, apoyado en el colchón generado por el ahorro acumulado y el "buen desempeño de la economía". Para lograrlo, se activarán partidas inactivas y se redirigirá parte de los fondos europeos disponibles.
Este aumento no requiere aprobación del Congreso, ya que no implica la creación de nuevos créditos presupuestarios. Una vía que el Ejecutivo prefiere evitar, consciente del riesgo político latente en el que sus socios de izquierdas rechazan frontalmente elevar el gasto militar, y la oposición carece ideas básicas de consenso comunitario.
El objetivo de la OTAN
"La cabezonería de Rutte es imposible de cumplir para muchos países" aseguran desde el Gobierno, que prevé la dificultad de alcanzar los 82.807 millones de euros al año, a precios actuales, que supondría el enfático 5% del PIB.
➡️ The fact is, we need a quantum leap in our collective defence
— Mark Rutte (@SecGenNATO) June 9, 2025
➡️ The fact is, we must have more forces and capabilities to implement our defence plans in full
➡️ The fact is, danger will not disappear even when the war in Ukraine ends pic.twitter.com/mbIbpgF0Em
El plazo que, informalmente, había dejado caer para alcanzar ese porcentaje es hasta 2032. A diferencia de lo que ocurrió en la cumbre de Gales, en La Haya se buscará que los aliados se comprometan con "planes anuales que muestren el aumento cada año, para asegurarse de alcanzar el nuevo objetivo del 5% en última instancia”. Siendo este el posible resultado de la negociación, España se vería obligada a dar comienzo a la inversión militar incluso sin haber llegado al 2% estipulado para este año. De esta forma, tendría que verse obligada a ajustar otras partidas y, con ello, verse movida a una nueva disputa política.
España sabe que no está sola en su escepticismo ante ese umbral de gasto, pero quiere confirmar hasta qué punto esos aliados están dispuestos a mantener el pulso frente a Estados Unidos en plena cumbre. "Iremos teniendo conversaciones e iremos viendo. Hay otros países que no están por la labor de ir a por un 5%" señalan fuentes del Gobierno.
Declaraciones sobre el 5%
Desde el Gobierno, y especialmente la ministra de Defensa, Margarita Robles, insisten en que un 2% del PIB es suficiente para cumplir con los objetivos de capacidad militar de España. Robles declaró en Bruselas que, si bien están abiertos a incrementos futuros si son necesarios, no vetarán ningún acuerdo en la OTAN, donde las decisiones se toman por consenso.
El Gobierno es consciente de la fuerte oposición de países como Estados Unidos, liderado por Donald Trump, y Países Bajos, con Mark Rutte, así como de otras naciones que se sienten más amenazadas por Rusia. Sin embargo, España argumenta que un aumento tan drástico al 5% es inasumible en este momento, ya que la industria de defensa española y europea no están preparadas para absorber una inversión tan grande en tan poco tiempo. Temen que un porcentaje tan elevado solo beneficie a la industria armamentística estadounidense.
Además, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha sido claro en que no sacrificará el gasto social para financiar un mayor presupuesto de defensa. Ha reiterado que el plan de inversión en defensa de 10.471 millones de euros se llevará a cabo "sin ningún tipo de recorte social" ni medioambiental, lo que considera una "línea roja". Esta condición también fue clave para asegurar el apoyo de Sumar, liderado por Yolanda Díaz.