El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha presentado este martes en un acto público en Madrid el programa de 370 medidas acordadas tras un sinfín de reuniones con colectivos de la sociedad civil. Bajo el lema "Por un Gobierno progresista", el socialista ha realizado un repaso a la situación actual, dando las gracias a las asociaciones que han facilitado este proyecto, criticando a sus homólogos por no facilitar lo expuesto por las urnas el pasado 26 de abril y detallando los pormenos de esta "propuesta abierta para un programa común progresista".

En un espacio multiusos de la Estación de Chamartín, el cabeza de cartel de los del puño y la rosa ha estado acompañado por toda la primera plana del partido. "No queremos votos gratis en nuestra investidura", ha alegado el dirigente, dejando la puerta abierta a una hipotética nueva Sesión de Investidura siempre que Felipe VI vuelva a nombrarlo candidato a obtener la gobernabilidad de este país. "Es posible ser aliados leales como lo hemos sido en el pasado. Ahora no se cumplen las condiciones para un Gobierno de coalición, tal y como se desmostró el pasado 25 de julio", recuerda Sánchez. 

A pesar de ello, y después de que la Comisión Ejecutiva Federal se reuniese este lunes en Ferraz, el líder socialista ha ofrecido a sus homólogos morados "altos cargos no dependientes del consejo de ministros". "Antes de que acabe este mes, España puede tener un país con futuro, esperanza y el Gobierno que los votantes decidieron", ha continuado. 

Además de enumerar algunas de las medidas estrella que incluye el documento programática -regulación de la eutanasia, la derogación de la Ley Mordaza, la reforma del Código Penal para paliar la lacra de la violencia de género o la universalización de la educación gratuita en el trama 0-3 años-, el PSOE se ha mostrado dispuesto a trabajar en la construcción de garantías. La desconfianza, principal problema en las conversaciones actuales.

A fin de acabar con este clima tenso, Sánchez ha prometido una serie de medidas para garantizar el cumplimiento del programa que se conforme tras las reuniones con el resto de partidos que quieran colaborar en la consumación de un acuerdo progresista: "El primero de los pilares es un acuerdo programático integral, el segundo es crear un riguroso control de garantías mediante una oficina para que el acuerdo se cumpla dependiente del Ministerio de Hacienda, además de una comisión de seguimiento en el Congreso y en el Senado, y, por último, un mecanismo de verificación reforzado en el que participe la sociedad civil inspiradora de muchas de las medidas que hoy presentamos". 

370 medidas que, a ojos del presidente, "dan respuesta a los seis retos que España ha de afrontar: empleo digno y sostenibilidad del sistema de pensiones, revolución tecnológica, emergencia climática, igualdad entre hombres y mujeres, justicia social y una España fuerte a nivel autonómico".

Sin coalición a la vista, el Partido Socialista insiste y lo fía todo al trabajo realizado durante este agosto. El relato es premeditado: si Podemos dice no, también se lo dirá a la sociedad civil. "Se dañaron las bases de confianza connstruidas a lo largo de estos años. Pese a todo, no es tiempo de reproches, sino de recordar lo sucedido para no repetir errores. Lo que ha cambiado es el 25 de julio, cuando el acuerdo se declaró inviable. El voto negativo ha acentuado la desconfianza", explica el socialista. 

A pesar de ello, aupado por sus compañeros de partido repartidos en el escenario de la presentación, no ha dudado en decir que todavía hay tiempo. "España necesita el gobierno que decidieron en las pasadas elecciones. Apostemos por la esperanza, nosotros lo hacemos".