Nada más iniciarse las primeros actos de vandalismo en las calles y plazas de Barcelona protagonizadas por la acción de guerrilla urbana de los especialistas del llamado “terrorismo urbano” en protesta por lo que consideran una injusta sentencia del Tribunal Supremo contra los políticos presos, una frase comenzó a difundirse pasando en buena parte inadvertida: “Hay que volver a convertir a Barcelona en la nueva ‘Rosa de Fuego’”.

Esta frase-amenaza vertida en redes sociales circuló de manera desapercibida pero algunos, especialmente los conocedores de la historia contemporánea de Barcelona, entendieron el mensaje. Un objetivo, el de volver a convertir a Barcelona en la “Rosa de Fuego” que fue durante unos días a comienzos del siglo pasado, es todo un motivo de preocupación.

Semana trágica y disturbios en Barcelona

Y es que en Barcelona la denominación “Rosa de Fuego” trae a colación la terrible situación que la ciudad condal vivió durante los graves sucesos de la “Semana trágica” de 1909. Fue en realidad un término acuñado por miembros anarquistas de otros países, especialmente de América. Cabe recordar que Barcelona fue la ciudad europea que ha más luchas obreras y rebeliones populares acogió durante los siglos XIX y XX. La “Rosa de Fuego” hacía alusión en realidad a la fuerza revolucionaria de la Barcelona de inicios del siglo XX. Entre el 26 de julio y el 2 de agosto de 1909 la insurrección popular de la Semana Trágica tuvo unos objetivos bien distintos a los actuales del independentismo radical. Mientras ahora calles y plazas de Barcelona arden por unos expertos en guerrilla urbana que se amparan en una supuesta sentencia injusta de Tribunal Supremo a los “políticos presos, en 1909 la lucha en las calles tuvo como objetivo tratar de impedir que se llevaran a los jóvenes reclutas a la Guerra de África. Conviene no olvidar que la inmensa mayoría de estos jóvenes soldados eran extraídos de la clase obrera y que en su mayoría estos reservistas eran padres de familia, en las que la única fuente de ingresos provenía de su trabajo. En esta revuelta durante la “Semana Trágica” se produjeron también incendios en la calle pero originados por la quema de iglesias y conventos. La represión fue muy violenta.

Cuando Barcelona era la “Rosa de Fuego”

La Barcelona de ese momento era como hasta ahora, una urbe cosmopolita con más de medio millón de habitantes. De esta población aproximadamente 150.000 eran obreros inmersos en una situación de absoluto descrédito de su clase política, algo que comienza a consolidarse tal vez ahora. Otra concomitancia con la actual realidad barcelonesa era la influencia de los avatares políticos catalanes en España. Como llegó a afirmar quien fuera varias veces ministro, el conde de Romanones : “Durante un cuarto de siglo, los gobiernos de España han vivido pendientes de las vibraciones catalanas”. El falso pero existente argumento actual independentista “España nos roba” también se repetía en aquella Cataluña decimonónica: “La patria nos cuesta más de lo que vale. Para que estemos satisfechos de haber nacido en ella, hay que abaratarla”, se afirmaba desde determinados sectores.

Si de lo narrado hasta ahora advierten similitudes con la situación actual de las protestas en Barcelona y Cataluña, la narración esquemática de los acontecimientos desarrollados en la Semana Trágica de Barcelona añade aun más concomitancias. He aquí y analicen:

Barcelona paralizada, vehículos volcados y comunicaciones cortadas

Cuando los reservistas movilizados se dirigieron desde la Rambla a su embarque con destino a Marruecos el ambiente ya estaba muy caldeado con las informaciones aterradoras sobre las 300 bajas españolas (56 muertos y 230 heridos) en Melilla. En Barcelona se van conociendo los hechos tras el intento de la censura del Gobierno por ocultarlo. Surge la huelga general de los sindicatos. A partir de ese momento crecen los disturbios. La policía tuvo que disparar al aire y se produjeron varias detenciones de personas. Las protestas aumentaron en los días siguientes tras las noticias de lo que sucedía a las tropas españolas en Marruecos. Las comunicaciones de Barcelona se cortan y comienzan a ser pasto de las llamas iglesias en el barrio de Poble Nou. Ya hay lista de fallecidos.

Los historiadores coinciden en que se crea una situación en la que ni la policía ni el Ejército controla los sucesos. Como ahora, es por la mañana cuando la situación se normaliza y es por la tarde noche cuando vuelven los tumultos a las calles de Barcelona con barricadas, cargas y ataques a edificios

Veinte mil policías

Las algaradas desbordaron la situación. Comenzaron con enfrentamientos entre los piquetes de los huelguistas y fuerzas de seguridad y tropas del Ejército y se extendió a ciudades donde los huelguistas tomaron las calles. Luego comenzaron a levantarse barricadas y la huelga general se transformaba en rebelión popular por toda Barcelona. Aproximadamente unos veinte mil policías trataron de poner orden.

En definitiva, con las diferencias esenciales en los objetivos que perseguían estas movilizaciones y el tipo de sociedad existente, hay muchos elementos que recuerdan a lo que actualmente está sucediendo en Barcelona. El final de la Semana Trágica culminó con 75 muertos, 500 heridos y más de un centenar de edificios incendiados. Tras finalizar las protestas vino la detención de varios miles de personas y al menos el procesamiento de dos mil de estos.

“Cuanto peor, mejor” para volver a ser la “Rosa de Fuego”

Afortunadamente en las protestas de ahora no ha habido ningún fallecido hasta el momento por mucho que algunos lo deseen para hacer posible el “cuanto peor, mejor”. Con estos datos puede entenderse claramente porque desde los comienzos de las protestas contra la sentencia del Supremo los violentos radicales han planteado volver a que Barcelona vuelva a ser la “Rosa de Fuego”.