Arranca, por fin, la campaña electoral. Tras meses de debate desde que se diera por finalizada la legislatura del Ejecutivo conformado tras la moción de censura a Rajoy, el reloj empieza a descontar minutos de cara a los comicios del próximo 28 de abril. La demoscopia aprieta a todas las estructuras políticas, aunque da un cierto margen al Partido Socialista que, de cumplirse los pronósticos, obtendría las llaves de La Moncloa y podría elegir socios a izquierda y derecha.

El resto de partidos llaman a reventar las urnas, a imponerse a los pronósticos demostrando que Tezanos no tiene razón al consolidar una victoria tan clara de los socialistas. Sin embargo, esta campaña no es como todas las demás: más importante es sumar y entenderse con el resto de fuerzas políticas, en pro de conseguir los 176 escaños necesarios para gobernar, que conseguir ser la formación más votada.

El tablero político empieza a moverse. El PSOE, encabezado por Pedro Sánchez y Susana Díaz, ha tomado Dos Hermanas (Sevilla), plaza emblemática de los del puño y la rosa, para atrincherar su posible victoria tomando el control con sus dos torres más reconocibles. Adelante y atrás, a un lado y al otro, han llamado a la ciudadanía a no relajarse, a depositar su confianza y su energía en llenar de votos las urnas y conseguir una mayoría que decante la partida por la izquierda.

Posteriormente, el líder del partido ha procedido a la tradicional pegada de carteles en el centro deportivo Vistaluz. Sevilla, por su simbología y arraigo socialista, ha sido el lugar escogido. Una llamada a la ilusión del votante andaluz, tan fiel históricamente a los intereses de los socialistas.

Rojo, amarillo y rojo. El PP se abraza a la bandera

Los populares han optado por dar el pistoletazo de salida desde Madrid. En concreto, el lugar elegido ha sido el Florida Park Retiro, donde Casado ha compartido escenario con su número dos, Adolfo Suárez Illana, y el candidato al senado, Pío García-Escudero.

Con la escenografía bien marcada, fondo azul y una bandera nacional ondeando tras de sí, los dirigentes han vuelto a incidir en el sentir patrio que los envuelve. Por supuesto, no han faltado referencias al ‘escrache’ sufrido por Cayetana Álvarez de Toledo en la Universidad Autónoma de Barcelona ni a las supuestas negociaciones y cesiones cometidas por Sánchez en Pedralbes. Estas han sido las palabras escogidas por el líder popular: "Nunca antes un Gobierno en La Moncloa había pactado con aquellos que querían destruir España. Estamos en una encrucijada en la que el Partido Popular es más necesario que nunca".

El PP había planeado lanzar la campaña desde la plaza de Colón de Madrid, donde el pasado mes de febrero se celebró la manifestación convocada bajo el lema 'Por una España unida, elecciones ya' convocada por populares, Ciudadanos y Vox. Sin embargo, la amenaza de lluvia ha llevado al partido a optar por un recinto cerrado.

Ciudadanos y Podemos eligen Madrid

Ambos parten en desventaja. Tanto el PSOE como el PP parecen encabezar los hipotéticos pactos a un lado y al otro. Con estos datos sobre el papel, las dos formaciones que irrumpieron con fuerza en las pasadas elecciones, acabando con el bipartidismo y añadiendo color a la gama cromática de la Cámara Baja, han empezado su sprint particular para vencer a los supuestos.

Lo han hecho colgando sus carteles en la capital, escoltados por compañeros de renombre de cada uno de los partidos. En la casa naranja, Inés Arrimadas se ha hecho cargo de defender sus aspiraciones en la Ciudad Condal. Rivera sabe del tirón social de su compañera y lo aprovechará, hasta la extenuación, para arañar todos los votos posibles a sus rivales directos en la contienda.

Podemos también disparará por partida doble mañana. Iglesias repetirá en Madrid e Irene Montero, acompañada de Alberto Garzón, se desplazará hasta Toledo.

Vox, a por la reconquista nacional

Suena la campana y empieza el combate. Y lo hace con una masa enfurecida al grito de “¡Viva España!”. No es poético ni pretende serlo, es la sensación que desborda cada mitin de la extrema derecha española. Este jueves han vuelto a llenar Toledo, dejando a gente en la calle ante la incapacidad de meter a una sola alma más en el Hotel Auditorium Beatriz de Toledo. Colas kilométricas y un capítulo que se repite a lo largo y ancho del país: Córdoba, Cuenca, Palencia, Madrid, Barcelona…

Las encuestas marcan una irrupción sin parangón, difícilmente imaginable por los ideólogos que mueven los hilos entre bambalinas. Sin embargo, visto el tirón social y haciendo caso al pie de calle, la proyección es incalculable.

Subido a unos escalones y micrófono en mano, el líder ultra se ha expresado en estos términos a los asistentes que no han podido entrar: “No hay auditorios lo suficientemente grandes para la esperanza que está despertando Vox. El 28 de abril, más allá de que un partido saque más o menos escaños, nos jugamos la respuesta que queremos dar a un golpe de Estado que se está perpetrando en Cataluña”.

Horas después, cerca de la medianoche, Abascal ha procedido a colgar sus carteles también en Madrid. Sin embargo, los ultras reservan energías para dar el pistoletazo de salida mañana en Covadonga, con una ofrenda floral a la virgen cargada de liturgia y sensación de reconquista. Después, Oviedo será el escenario en el que el cabeza de cartel de la extrema derecha tomará la palabra.