Juan Ramón Calero, diputado entre 1982 y 1991, quien llegó a ser portavoz del Grupo Parlamentario Popular, poco menos que ha declarado la guerra a Pablo Casado. El PP ha comenzado el ERE para aligerar su estructura y hacer frente al agujero de proporciones bíblicas que tiene en sus arcas con motivo de la debacle electoral. La oleada de despidos ha afectado a personal con más de 30 años de antigüedad y contratos indefinidos. En este sentido, Calero ha asegurado que está dispuesto a declarar en su favor.

“Ahora que estoy jubilado y tengo tiempo yo voy donde sea”, ha dicho Calero en Hoy por hoy Murcia, donde ha anunciado que está abierto a acudir a un juicio a testificar “para que quede claro la antigüedad que tienen en el partido”.

Y es que, al menos seis trabajadores, dos del Congreso y cuatro del Senado, han recibido por carta el anuncio de su despido, según publica la Cadena SER.

Los trabajadores afectados (conocidos, podría haber más) tenían contrato fijo y más de 30 años de antigüedad a sus espaldas, condición que no ha impedido que el PP les haya trasladado al Grupo Parlamentario en “excedencia forzosa”. Al menos, tuvieron el detalle de informarles de que se les “reserva la plaza, categoría, nivel, trienios y demás derechos”.

Pero hay otra arista. El PP les ha comunicado que han pasado a ser “eventuales” y les ha despedido con 12 días de indemnización por año trabajado y limitando a cuatro años su antigüedad (duración de una legislatura); rebajando así la cuantía del finiquito que entre los seis ascendería a casi un millón. Con esta maniobra les abonará 37.000 euros (entre todos). El ahorro es del 96,5%.