Pasada la crisis del PSOE, Podemos afronta su crisis por el liderazgo entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. Solo hay una cosa más difícil que cambiar el modelo de crecimiento de una economía y es crear un partido político. Como le sucedió a Sánchez, los malos resultados electorales y, sobre todo, la expectativa de que los resultados serán peores en el futuro es lo que genera desde hace siglos una crisis de liderazgo dentro de los partidos políticos en democracia.

Para proteger su poder, Pablo Iglesias se ha radicalizado y se apoya en Izquierda Anticapitalista, Alberto Garzón y en el partido comunista y Monedero, que sigue siendo su asesor y compañero fiel. Para los comunistas todos los demás somos neoliberales. Es lógico si vas a la playa y te pones en el extremo izquierdo: todos los demás están a tu derecha. Pero la mayoría de votantes también están a tu derecha y por eso te conviertes en una fuerza marginal, como le intenta explicar Iñigo Errejón sin mucho éxito.

En su asamblea, y para enardecer a sus bases –como hizo Sánchez la semana trágica de su salida de la secretaría general-, dijo que Europa fracasaría con un BCE neoliberal. Lo más dramático de Pablo Iglesias es que dos años jugando en primera división de la política española no ha evolucionado nada, como sí ha hecho Errejón y otros líderes de Podemos.

Draghi estudió en MIT y su profesor fue Paul Krugman, que es el principal azote mundial de los neoliberales. Desde su llegada a la presidencia ha conseguido romper el tabú para que el BCE compre deuda pública, torciendo el brazo a Merkel y al tribunal constitucional alemán.

Gracias a esa intervención, Draghi evitó que la desastrosa gestión de Rajoy de la crisis de Bankia sacara a España del euro. En julio de 2012, como ha reconocido el ministro Guindos en su libro, España no podía emitir deuda pública y sólo tenía dinero para pagar el sueldo de los funcionarios, las pensiones y el seguro de paro.

Draghi lo evitó. Además, bajando el tipo de nuestra deuda pública casi al 0% ha frenado el aumento del pago de intereses de la deuda, que era la principal causa que forzó a Rajoy a hacer recortes brutales en 2012 y 2013. Hoy el empleo y el consumo público crecen en España y se han acabado los recortes y la austeridad gracias a Draghi.

Gracias a Draghi y a sus compras de deuda el euro se ha depreciado y las empresas industriales españolas han podido surfear la crisis de comercio internacional. Las exportaciones y el empleo industrial en España crecen mientras en EEUU y en el resto del mundo cae.

Draghi considera que todos estos logros son insuficientes y está pidiendo un plan de inversión europeo para reducir la tasa paro, especialmente juvenil, como recomienda Keynes en su Teoría General, y como pide Podemos en su programa con buen criterio.

España debería estar agradecida a Draghi y, con un gobierno en minoría el parlamento español, debería forzar a Rajoy a apoyar activamente a Hollande y Renzi contra Merkel para aprobar el plan de inversión europeo.

Draghi ha ido más allá y acaba de pedir a las empresas europeas que suban los salarios para salir de la deflación y conseguir el objetivo de estabilidad de precios del 2%, que es el mandato del BCE.

Decir que Draghi es neoliberal es igual de absurdo que decir que Pablo Iglesias es de derechas. Oltra y Colau empiezan a desmarcarse de Podemos. Si eliminas a IU y las confluencias, la intención de voto de Podemos debe estar próxima al 10%, cuando en enero de 2015 era del 25%. Viendo a Iglesias este fin de semana hablando de canapés y quedándose en las formas y no en el fondo, todo es susceptible de empeorar y el cuestionamiento del liderazgo de Pablo Iglesias irá a más.