Lamentable espectáculo el que se ha vivido este pasado lunes en la comisión de empleo de las cortes de Castilla y León. En mitad de una situación de crisis de extrema gravedad, especialmente para los trabajadores, el foro encargado de debatir soluciones y llegar a acuerdos se dedicó a una bronca monumental entre Gobierno y oposición.

Las explicaciones sobre la tramitación de los ERTE que, tras nueve meses sin comparecer, debía aportar la consejera de Empleo e Industria, Ana Carlota Amigo (Ciudadanos), se perdieron en el gallinero que se formó en las Cortes entre insultos, ofensas y expulsiones.

Todo comenzaba con la intervención del portavoz socialista, Pedro Luis González Reglero, en la que insistió en llamar a Amigo "consejera de Empleo-Igea e Industria" porque "el único que ha creado empleo en esta Comunidad ha sido el señor Igea, colocando a todos los afines". Esto conllevó constantes interrupciones por parte de la mesa, que consideraba como falta de respeto la intervención de Reglero, algo que terminó costando un llamamiento al orden al diputado socialista por "insultar a muchas personas", según dijo la presidenta de la mesa, Blanca Negrete, también del partido Ciudadanos.

El tono siguió elevándose cuando el portavoz describió a la consejera como una enviada del Vicepresidente castellanoleonés, Francisco Igea (Ciudadanos), para "cargarse el diálogo social". Rápidamente, Negrete llamó al orden al diputado por segunda vez pero se convirtió en un tercer llamamiento al orden cuando el intervivniente de la oposición remarcó las distintas versiones que el Gobierno regional había dado sobre los Erte: "No se a quien ceñirme ni a quien creerme, porque son tan mentirosos que no se si mienten unos o mienten otros".

Tras confirmar que consideraba "mentiroso" como un insulto, la presidenta de la comisión expulsó de la sala a Reglero, todo un atropello para sus compañeros del grupo socialista que abandonaron la comisión en bloque.

Tristemente, y a pesar de los mensajes de unidad y acuerdos que se publicitan desde las direcciones nacionales de ambos partidos, parece que la crispación continúa siendo la seña de identidad de una clase política que se enzarza en discusiones, justo en el momento en el que la sociedad está más necesitada de consensos que eviten que millones de personas terminen engrosando las grandes bolsas de pobreza con las que cuenta España desde hace, al menos, una década.