Pablo Casado y Albert Rivera quieren imitar el alarmismo xenófono Salvini y la postverdad (las mentiras) de Trump. Ambos se han paseado por la valla de Ceuta para alertar sobre las "llegadas masivas" de refugiados e inmigrantes cuando las cifras aún no han llegado a los niveles de 2016, según los propios datos del Ministerio del Interior. Es más, ni siquiera han llegado a los niveles del año pasado, cuando recibimos a medio millón de inmigrantes, pese a que Pablo Casado sacara pecho con las políticas migratorias de Rajoy.

Y de ese medio millón, 367.000 personas abandonaron España para ir otro país europeo. Poco más de 150.000 personas se quedaron, lo cual está muy lejos de la "invasión" de la cual alerta ahora a la derecha. 

Llegan más por Barajas que en pateras

Además, aunque los desembarcos de cayucos y los saltos de las vallas de Ceuta y Melilla sean muy espectaculares, apenas representan la manera en la que personas extranjeras llegan a España. La mayor parte de ellas entran a través de los aeropuertos, con el pasaporte en regla, visado, unos cuantos cientos de euros en tarjeta o efectivo, y deciden quedarse en el país.

Los países de los que más personas llegaron en 2017 fueron Venezuela, Colombia e Italia; el cuarto fue Marruecos, seguido de Honduras, Perú, Brasil, República Dominicana y Argentina. Los inmigrantes son habitualmente gente con un nivel de educación por encima de la media en su país de origen y que vienen a España en busca de trabajo. 

 

Los inmigrantes aportan más a las arcas públicas de lo que reciben

Con respecto al gasto que la inmigración pueda suponer para nuestro Estado de Bienestar, de nuevo la realidad es diferente a los gritos de alarma proferidos por quienes quieren rascar votos con la xenofobia. Un estudio de La Obra Social de "La Caixa" demuestra que los inmigrantes aportan más a las arcas públicas de lo que reciben, ayudan a mantener el sistema público de pensiones y generan 5.500 millones de euros en impuestos. Esto, además, es una constante en otros estudios sobre la inmigración realizados en otros países.

La inmigración activa la economía, genera crecimiento y aumenta la renta per capita de los países que la reciben.

¿Y la criminalidad? La realidad es lo contrario de que lo que se nos cuenta. La relación entre criminalidad e inmigración es a la inversa: cuantos más inmigrantes tiene una zona, menos criminalidad sufre ésta. Alemania, el país europeo que más refigiados acoge y más inmigración recibe, vio como sus niveles de criminalidad descendían el año pasado hasta niveles de 1993.