La polémica se extiende en Italia tras el derrumbe del puente Morandi en Génova. En la noche del fatídico 14 de agosto, mientras los equipos de rescate continuaban buscando supervivientes bajo los escombros y los italianos veían aumentar la cifra de fallecidos con el corazón encogido, el ministro del Interior, Mateo Salvini, se encontraba a más de mil kilómetros festejando con sus compañeros de partido.

Gracias a las imágenes que tanto el partido como algunos de los presentes subieron a  las redes, pudimos ver los limones sicilianos, el vino blanco o la tarta de crema con el texto “Vince la squadra” -El equipo gana- con el que se celebraba la llegada del líder a Messina (Sicilia) y la apertura de una nueva sede de la xenófoba Liga Norte como si de una tranquila y anodina noche de verano se tratase.

En las mismas redes sociales donde se iban publicando las imágenes, los italianos se preguntaban “¿Por qué el ministro está allí festejando?”. Pero la clase política italiana también ha mostrado su indignación con el ministro del interior.

Mateo Orfini, presidente del Partido Demócrata declaraba: "Las personas encargadas de la función pública tienen el deber de llevar a cabo su labor con disciplina y honor como dice la Constitución. Las imágenes de Salvini celebrando en horas dramáticas para Génova son una bofetada en el dolor de nuestro país y la negación de ese principio constitucional".

El diputado Michele Anzaldi afirmaba: "En un país normal, un Ministro del Interior en las horas cruciales después de un desastre de tales proporciones prefiere divertirse con sus compañeros de partido".