Finaliza una campaña frenética. Los líderes políticos se acuestan este viernes sabiendo que han dado todo lo que tienen, sumando kilómetros a sus espaldas y escuchando todos los consejos de asesores y compañeros. No ha sido sencillo, con cinco fuerzas discutiéndose de tú a tú y las encuestas mostrando un escenario totalmente reñido, donde un puñado de votos puede decantar la balanza de uno u otro lado.

El cruce de meta era importante. A menos de 48 horas de que los comicios diriman qué bloque obtiene la gobernabilidad, mostrar sensación de fuerza se presentaba vital. El lunes 29 la política se hará en los despachos, los ciudadanos en sus casas no tendrán más que esperar, pero el domingo es su turno. Cada voto cuenta.

Tratando de ganarse el crédito de los electores, el PP ha optado por cerrar a lo grande. Dándose un baño de masas en el Wizink Center de Madrid. Cerca de 8000 personas las congregadas para escuchar a un Pablo Casado que hacía un llamamiento al voto popular. Solo el PP vale, votar a Ciudadanos y a Vox es dividir y dar las llaves de La Moncloa a Pedro Sánchez. Ese es el argumento esgrimido hasta la saciedad.

Muy diferente al vendido por Ciudadanos en Valencia. Una carrera para emular el sprint final por la mañana. Y por la tarde, sensación de remontada. Según filas internas del partido, están muy cerca del PP y pueden encabezar a la derecha en estas elecciones.

Sin embargo, si algún partido preocupa y mucho en la izquierda es Vox. Incluso José Félix Tezanos, presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), advirtió el jueves: “Vox es un misterio”. Por ello, y para que no pase como en los comicios andaluces, Sánchez pide a la ciudadanía que no se relaje. Hasta el rabo todo es toro. El cierre de campaña ha tenido lugar en Valencia, donde Ximo Puig también ha intervenido con el mismo sentir por jugarse la credibilidad reeditando un nuevo Pacte del Botànic.  

Por su parte, Podemos, como PP y Vox, ha escogido Madrid. La historia la decides tú. Ese es el lema escogido, la soflama vertida a sus votantes para que vuelvan a pensar en morado en las urnas. Las encuestas dan la espalda, pese al buen hacer de Iglesias en los dos últimos debates. Pero su equipo no se rinde y planea volver a vencer a la demoscopia.

Vox es la incógnita. Andalucía marcó el camino y Colón dio el pistoletazo de salida. Mismo escenario para acabar una campaña que es sinónimo de pabellones llenos y mensajes políticamente incorrectos con los que marcar la agenda informativa. Este viernes no ha sido diferente, el mensaje de Abascal ha estado vacío de propuestas pero cargado de sentir patriótico. Golpes a la ‘izquierda progre’ por un lado, ataques contra la ‘derechita cobarde’ al otro. Un grito escuchado por cerca de 20.000 personas agolpadas en el centro neurálgico de la capital.

Acto de cierre de campaña de Vox en Colón

Mientras tanto, los vaticinios vuelan entre los analistas políticos y los encargados de informar del día a día. Meras suposiciones. El 28A, cuando empiece el escrutinio, se vislumbrará una España muy diferente dependiendo de lo que los votos dictaminen.