Este miércoles sale a la venta el libro en el que Carles Puigdemont conversa con el periodista belga Olivier Mouton, del semanario Le Vif/L’Express sobre el asunto catalán. Bajo el título de La crisis catalana, una oportunidad para Europa, de la editorial La Campana, el expresident insiste en que la solución pasa por una mediación de Europa en las diferencias que separan al Gobierno con el Govern.

A lo largo de estas 240 páginas de charla manuscrita, Carles Puigdemont no ofrece datos sobre reuniones secretas y ni siquiera revela nombres, sino que trata su vida desde el 1-O y la crisis catalana, por supuesto. Su exilio, su etapa breve en la prisión de Neumünster e incluso alecciona sobre cómo tiene que velar por su seguridad.

Carles, el anarquista

240 páginas, aunque parezca breve, dan para mucho y no son pocas las perlas que comparte el expresident de la Generalitat para con los posibles lectores de este libro. Carles Puigdemont señala que encuentra la idea de “líderes mesiánicos” muy “ridícula y antimoderna”. No obstante, destaca el que fuera líder de la derecha burguesa catalana que siente “una especie de pulsión anarquista” dentro de su ser.

También ha reconocido que no quería hacer de la política “una profesión”, porque no soporta ni esto ni “la tendencia al sectarismo de los partidos” y sigue sin hacerlo. En este sentido incide en que no se ve como a un líder, aunque “la historia me acabará contradiciendo”, espeta Puigdemont.

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“Guerra con España”

Sobre este aspecto se ha focalizado prácticamente la mayoría de la conversación. En primer lugar, Puigdemont asegura que este problema es una “oportunidad” para que Europa haga prevalecer los “derechos humanos” ante los “autoritarismos que se apoderan de esas regiones que temen a Europa”.

Puigdemont considera que no involucró a la población “en una cosa peligrosa”, en referencia al 1-O, aunque reconoce antes que eran conscientes de que “podía comportar un conflicto con España”. Por su parte, asegura que se reunió con Mariano Rajoy en dos ocasiones en un ambiente “agradable” y una conversación “correcta”. Sin embargo, le anunció que organizarían un referéndum y el expresidente del Gobierno le advirtió que lo impediría.

Haciendo referencia a su estancia en prisión, Carles Puigdemont reconoce que “hace muchas semanas que estoy mentalizado de que estamos en guerra contra España” no sin desvelar que tenía la sensación de rememorar su etapa en un internado “en época de Franco”.

Referéndum y Pedro Sánchez

Reconociendo que el Gobierno socialista ha dado un “primer paso positivo” con su postura de tener la crisis catalana como problema político al que se deben buscar soluciones “políticas”, Puigdemont critica la actitud de Pedro Sánchez. Lamenta que su Ejecutivo aún rechace el referéndum y “tampoco proponga ningún proyecto alternativo”.

El propio Puigdemont mantiene que “la solución ideal” es buscar una alternativa de modo pacífico en “el marco de un acuerdo con España” y en el que los catalanes “puedan decidir su futuro”. Si en Madrid consideran que la independencia no es el camino, “pido a los dirigentes que propongan una alternativa”. 

A colación de Madrid, Puigdemont no ha dudado en señalar que Madrid “fagocita todos los esfuerzos de las otras comunidades”. Ha definido a la capital de España como “una gran capital imperial” que se aprovecha de los demás “para crecer”. A su vez, ha señalado que no cerraría la puerta a realizar una “consulta en todo el Estado” si España lo propusiera”. “Aunque perdiésemos esta consulta, saldríamos ganando”, declara el expresident.

Vida, obra y ‘milagros’

Carles Puigdemont también ha repasado cómo ha cambiado su existencia desde la celebración el referéndum hasta abandonar escaparse fuera del territorio español. Desecha la idea de permanecer fuera porque “desde prisión no puedo luchar” y cree que “nos humillarían tratándonos como rehenes políticos”, insiste. También ha revelado que era toda una celebridad en la prisión de Neumünster, donde hasta firmaba autógrafos. En este centro penitenciario, “la mayoría siguen mis aventuras en la televisión”.

Por otro lado, Puigdemont indica que no espera ostentar ningún cargo público en el futuro, sino que desea “volver a mi normalidad” tan rápido como se pueda y, así, “recuperar mi libertad”. “No quiero seguir haciendo política”, advertía un hastiado Carles.