Isabel Díaz Ayuso ha de enfrentarse a su primera encrucijada nada más conseguir la vara de mando de la Comunidad de Madrid. Tras 24 años de Gobierno ininterrumpido del PP, el grueso de asesores, funcionarios y altos cargos colocados por el partido está fuera de toda duda. Ahora, con Vox pidiendo a viva voz reducir el grueso de personal y con Ciudadanos ostentando seis de las trece consejerías del Gobierno (además de la vicepresidencia), se instala el runrún interno en Génova.

No hay hueco para todos. El gran bastión de los azules ha sido desbloqueado y retenido tras un pacto de Gobierno con Ciudadanos incluyendo las exigencias de los de Abascal. Visiblemente orgullosa, Ayuso, gran apuesta personal del propio Pablo Casado una vez al frente de la formación, se rodeaba de sus afines y sonreía a las cámaras tras una Sesión de Investidura que la golpeó fuertemente por las sospechas de corrupción que la rodean.

Ahora toca seguir remangándose la camisa y empezar a tomar decisiones. Los primeros pasos marcan el tono y la hoja de ruta de la popular. Ángel Garrido, exregidor autonómico y tránsfuga del partido, ha sido repescado como hombre de consenso entre azules y naranjas como consejero de Transportes.

Pero esta división de poder obligada -se trata del primer gobierno de coalición de la historia madrileña- levanta ampollas entre los llamados a hacer las maletas de forma oficial. Como ha venido informado ElPlural.com, hasta 138 asesores de Presidencia, Vicepresidencia y Consejerías y más de 100 Altos Cargos dependientes de una red orgánica forjada en cada una de las legislaturas que han teñido de azul la Comunidad. La propia Díaz Ayuso, sin irse muy lejos, también ha formado parte de estos lotes de nombramientos a gran escala. Algunos entraron siendo unos chavales y han acabado formando parte del mobiliario gubernamental. 

Además de los cientos de instalados en la política madrileña a la espera de conocer la decisión final, el varapalo en las urnas que sufrió el PP a nivel general y autonómico, perdiendo poder orgánico y dinero para hacer crecer su red territorial, ha convertido a Madrid en el ojo derecho de todos aquellos que buscan despacho tras quedar en tierra de nadie. Y todos dependientes de encontrar un hueco en una de las siete consejerías populares: Presidencia, Interior, Emergencias y Desarrollo Local; Hacienda y Función Pública; Sanidad; Educación y Juventud; Justicia; Ordenación del Territorio y Vivienda; Medio Ambiente, Agricultura y Sostenibilidad.

"La Comunidad de Madrid tiene 33.000 millones de deuda. De esto tenemos que hablar. Con nuestras medidas queremos reducir la deuda. Nosotros venimos a limpiar la ciénaga. Les vamos a pedir que se bajen ustedes de la torre de marfil a la que están encaramados", advirtió Rocío Monasterio desde la tribuna de oradores este miércoles. “Nuestro apoyo no es un cheque en blanco, el acuerdo dura hasta que finalice la votación”, sentenció.

Con Díaz Ayuso puesta sobre aviso y dependiente de Ciudadanos y Vox por obligatoriedad aritmética, la primera situación límite pone en jaque a la flamante presidenta. Sin tomar posesión de forma oficial, lo hará el lunes junto a Pablo Casado y muchos de los barones del partido, no hay tregua para amansar los ánimos de la división.