María Dolores de Cospedal se erigió en la “dama de hierro” del austericidio patrio. Nadie, ni siquiera la administración neoliberal dirigida por Esperanza Aguirre, se atrevió a llegar tan lejos como la secretaria general del PP siendo presidenta del Gobierno de Castilla-La Mancha (2011-2015), comunidad que utilizó como conejillo de indias para llevar a cabo la conocida como “dieta Cospedal”, o lo que es lo mismo, salvajes recortes en sanidad, educación y dependencia, con el despido de 10.000 profesores, 5.000 sanitarios y otros 5.000 funcionarios, según cálculos sindicales, que años más tarde hubo de reingresar a muchos de ellos al considerar el Tribunal Superior de Justicia de la región “ilegal” su expulsión de la función pública.

Si a todo esto le sumamos la cascada de denuncias de las empresas afectadas por la suspensión unilateral de la obra pública, entonces, el pufo en diferido que deja Cospedal como herencia a su sucesor en la Junta de Comunidades, al socialista Emiliano García-Page, puede alcanzar los 140 millones de euros.

“Venían a hacer negocio a CLM”

En este sentido, García-Page no ha dudado en asegurar que “había gente que venía con muchas ganas de meterle un mordisco a la sanidad pública, a la educación pública y a los servicios sociales desde hacía tiempo y encontraron en la crisis de los que nos robaban financieramente la coartada perfecta para meter este mordisco”, al mismo tiempo que lamentaba que “llegaran a convencer a mucha gente de que parar la obra de un hospital es ahorrar, pues no”.

Y tanto, ya que el presidente socialista ha informado este lunes que su Gobierno se enfrenta a grandes indemnizaciones como los 17,5 millones de euros correspondientes a la paralización de distintas infraestructuras sanitarias (dos hospitales y dos centros de salud). “Cospedal paró la obra del Hospital de Toledo y se han tirado 22 millones de euros a la basura”. Pero hay más: “esos 17,5 millones de euros son solo una parte de los muchos que los castellano-manchegos tenemos que pagar por el uso un tanto descontrolado de la tijera".

Parar la obra costó más que acabarla

Ha añadido que si no llegan a poner en marcha la obra del hospital de Cuenca, los tribunales les hubieran obligado a pagar 21 millones de euros. El presidente castellano-manchego ha puesto varios ejemplos de las pérdidas ocasionadas por las “tijeras de Cospedal”, como es el caso del espacio escénico toledano “Quixote Crea”, cuya empresa estuvo durante dos años esperando una contestación del Gobierno del PP para continuar o no las obras, paralizadas por teléfono y cuya decisión online costó 17 millones de euros, “más que terminar la obra”, ha sentenciado.

“Aprendamos la lección de que recortar significa a veces gastar mucho más, pero de forma diferida, puesto que los recortes de la última legislatura lo que han hecho es diferir el pago a nuestros hijos y nietos o al Gobierno que ha venido después”, ha denunciado, advirtiendo de que los pagos a los que les obligan las sentencias “tienen que entrar en el presupuesto”, a lo que hay que sumar “las costas judiciales”.

Cospedal se va de rositas

Pero lo más triste de este asunto es que a María Dolores de Cospedal no se le pueden pedir responsabilidades y, “al final, lo paga el gasto ordinario de la Administración”, ha reconocido Page, que a su juicio “el uso depredador de la tijera lo que va a hacer es resentir las posibilidades de mejorar la sanidad, la educación o los servicios sociales porque va con cargo al presupuesto ordinario”.

El presidente de Castilla-La Mancha ha insistido en que “las costas judiciales son factura aparte”, y dijo entristecerle cuando un Gobierno, como el que presidió Cospedal, que se ha ido de la región de rositas, sabe que va a perder una sentencia y se empeña en recurrir hasta la última instancia años y años. Para García-Page, esto “tendría que tener una tipificación muy clara”.