El presidente ruso, Vladimir Putin, ha conseguido que el mundo visualice el retorno de la antigua URSS, ahora Federación Rusia , como una gran potencia mundial que puede enfrentarse con justez a los estados unidos de América y al conjunto de la Unión Europea.

La virtualidad del jefe del estado ruso es que lo ha demostrado con hechos. Fagocitó de un bocado Crimea cuando se le antojo y ha demostrado en Siria que no se para en barras de opinión pública hasta el punto de doblarle el brazo al mismísimo Barack Obama.

Lo de España
El columnista dispone de información suficiente para afirmar que los ciberataques rusos a la administración norteamericana y a otros países europeos también llegaron a España. Los servicios de información e inteligencia española detectaron en su día operaciones raras de contra información que afectaron de plano a intereses económicos y estratégicos a gran escala en terceros países. Se produjeron precisamente en aquellos lugares donde se jugaban miles de millones de euros en contratos y adjudicaciones de obras, especialmente en países del entorno iberoamericano.

Lo cual demuestra que la determinación de Putin de convertirse en el jefe indiscutible de una gran potencia mundial no es labor de un día. Como ex agente del kGB, Putin es un experto en esa guerra moderna de información y desinformación que al fin y a la postre es lo que marca la victorias o las derrotas.

Vladimir Putin es un amigo personal del rey emérito Juan Carlos I. Me consta que gracias a la mediación del padre de Felipe VI decayeron algunas acciones netamente peligrosas para los intereses hispanos en determinados lugares del mundo.

Lo de Trump
Tiene suerte Vladimir. Su país es un caos, sumido en una gravísima situación económica y social que le importa una higa. Sin oposición política y con una prensa que nunca fue libre. Ahora está en la casa blanca un amigo personal llamado Donald Trump. Vamos a ver qué juego da esa amistad.
Pero un populista al frente de la primera potencia de la tierra y un tiranuelo al frente de la segundo potencia no es precisamente para estar muy seguros. ¡Y no digamos ya contentos!