El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha pronunciado un discurso oficial para abordar la situación que incumbe al Ejército Ruso y al grupo paramilitar Wagner, comandado por Yevgeni Prigozhin. En el marco del conflicto bélico, esta organización de milicianos habría tomado el control de Rostov y de algunas ciudades más, lo que ha sido tomado por el Kremlin como una "traición a la patria y una puñalada por la espalda". La respuesta del máximo mandatario ruso no ha tardado en llegar.

 "Hago un llamamiento a los rusos, a los organismos militares y de seguridad y a quienes han sido empujados a la vía de la insurgencia armada mediante engaños y amenazas. Lo que está sucediendo es una aventura criminal, una rebelión, y una puñalada por la espalda", ha comenzado. "Cualquier agitación interna es una amenaza mortal para nuestro estado como nación; representa un golpe para Rusia, para nuestro pueblo y para las acciones que estamos emprendiendo para proteger a nuestra patria", ha sopesado el mandatario ruso.

"Nuestra respuesta será dura, nos enfrentamos a la traición, vamos a defender nuestra constitución y tomaremos todas las medidas pertinentes para ello. La ambición desorbitada de este grupo ha llevado a la traición contra Rusia, y no permitiremos que se repita una guerra civil. Por ello, protegeremos, por todos los medios, a nuestro pueblo y a nuestro Estado", ha declarado el jefe del Kremlin, en una intervención en la que no ha mentado de manera directa al jefe Prigozhin, sino que ha referenciado a Wagner en general.

"Se han dado todas las órdenes pertinentes al ejército ruso. Las Fuerzas Armadas tienen orden, desde estos momentos, de neutralizar a los paramilitares rebeldes del Grupo Wagner", ha sentenciado Putin.

Quiebre en las negociaciones

Por su parte, Prigozhin defendió a los suyos y sostuvo que estaban en disposición de aceptar las condiciones negociadoras del Ministerio de Defensa, pero que se torcieron tras los ataques a los campamentos de mercenarios: “Estábamos listos para hacer concesiones al Ministerio de Defensa, entregar nuestras armas y encontrar una solución para seguir defendiendo nuestro país. Pero esta escoria ha lanzado ataques con misiles a nuestros campamentos. Muchos de nuestros soldados han muerto”, expresó a través de su canal de Telegram. Un mensaje en el que Prigozhin también hizo referencia a un vídeo difundido por las redes sociales cercanas a Wagner, en el que supuestamente se veían imágenes del ataque con misiles.

Por contra, el Ministerio de Defensa ruso respondió a los pocos minutos afirmando que el vídeo “no correspondía a la realidad” y acusando a Prigozhin de “provocación informativa”. Escasos minutos después, en otro audio, Prigozhin afirmaba que sus 25.000 hombres iban a “buscar una respuesta al caos en el país”, y pedía a las fuerzas armadas que no interfiriesen en sus operaciones. “Esto no es un golpe de Estado. Es una marcha por la justicia y una búsqueda de una solución para los nuestros", expresaba.

Con el diálogo ya completamente roto, el jefe de Wagner acusó al ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, de haberse desplazado personalmente a Rostov para ponerse al frente de la destrucción de su organización. Prigozhin expresó que su acción contra la cúpula militar "no interrumpiría las acciones militares en Ucrania" y que, cuando se terminase la misma, sus fuerzas “volverían al frente a luchar por la patria”. Por su parte, el portavoz presidencial ruso, Dimitri Peskov, informó de que Vladimir Putin ya estaba al corriente de lo que estaba ocurriendo y que “todas las medidas necesarias serían tomadas para preservar la estabilidad de Rusia", tal y como el propio presidente ruso ha comunicado más tarde.