Desde la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, se ha emitido una severa advertencia sobre el riesgo de una catástrofe humanitaria en Oriente Próximo, agravada por la expansión de las hostilidades. Liz Throssell, portavoz de la oficina, ha expresado una profunda preocupación por el potencial de esta situación para sumir a la región en un desastre de proporciones significativas. Tras el inicio de la invasión por parte del Ejército de Israel en Líbano, Throssell señaló que la posibilidad de que "la situación se deteriore aún más" es "real", y destacó que una invasión terrestre a gran escala solo intensificaría el sufrimiento.

En las últimas dos semanas, los enfrentamientos entre Israel y la milicia chií Hezbolá han escalado dramáticamente, dejando un saldo de más de mil muertos y cientos de miles de desplazados, muchos de los cuales han huido a Siria. Throssell remarcó que incluso antes de esta última escalada, decenas de miles de hogares en Líbano ya habían sido dañados o destruidos, y cerca del diez por ciento de los centros sanitarios del país están cerrados, afectados por los bombardeos.

El conflicto ha tenido un impacto devastador también en la infraestructura esencial, con 25 instalaciones de agua dañadas, afectando a cerca de 300.000 personas. Además, unas 300 escuelas y guarderías han cerrado sus puertas y se han convertido en refugios. En el norte de Israel y algunas áreas del norte de Cisjordania ocupada, las sirenas han sonado repetidamente, instando a los residentes a permanecer cerca de los refugios y limitar sus movimientos.

La invasión de Líbano podría causar "demasiada destrucción"

Throssell también ha puesto de relieve el grave impacto de los lanzamientos de misiles contra Israel por parte de los hutíes y los ataques israelíes en respuesta. Ha hecho un llamamiento a todas las partes involucradas para que distingan claramente entre objetivos militares y civiles y protejan la vida de los civiles, sus hogares y la infraestructura esencial, conforme al Derecho Internacional Humanitario.

Volker Turk, jefe de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, ha reiterado la necesidad de un proceso de negociaciones para poner fin a la violencia y ha insistido en la importancia de garantizar la rendición de cuentas por violaciones del Derecho Internacional Humanitario. Throssell concluyó reafirmando la urgencia de hacer justicia a las víctimas de estos conflictos.