A muchos nos aterra el nuevo auge del fascismo. Solo en Europa, la extrema derecha integra cinco gobiernos y tiene representación parlamentaria destacada en veintisiete países. Pero esto es apenas la punta del iceberg de un proceso bastante más complejo: el auge del Estado policial global como respuesta a la profunda crisis del sistema capitalista actual”. Así es como se presenta el nuevo libro Mano dura, el Estado policial global, los nuevos fascismos y el capitalismo del siglo XXI del destacado pensador, sociólogo, periodista y profesor en la Universidad de California, William I. Robinson, obra recientemente publicada por Errata Naturae Editores.

26 millonarios poseen más de la mitad de la riqueza mundial

Sostiene el pensador norteamericano que a medida que el neoliberalismo dispara las desigualdades hasta límites insospechados (los veintiséis millonarios más importantes del mundo poseen hoy más de la mitad de la riqueza mundial mientras dos mil millones de personas viven en situación de pobreza), los individuos se vuelven "desechables". Ello conlleva la existencia de una población excedente que supone una amenaza de rebelión para la clase capitalista. En esta tesis del libro se defiende que para refrenar dicha amenaza, se hacen ubicuos todo tipo de sistemas de control, rastreos biométricos, encarcelamientos generalizados, barcos prisión, violencia policial, persecución de migrantes, represión contra activistas medioambientales, eliminación de prestaciones sociales, desahucios, precarización de las clases medias, guerras estratégicas sustentadas por capital privado...

Crisis del capitalismo

Derivado de todo ello, el Estado policial global no remite ya a un mecanismo policial y militar, sino a la propia economía global como totalidad represiva, cuya lógica es tan mercantil como política y cultural. Y, mientras la codicia infinita de la clase dominante hunde al capitalismo en una crisis sin precedentes (llevando la degradación ecológica y el deterioro social a su límite absoluto), el neofascismo afianza su posición en ese Estado policial global cuyo objetivo es la exclusión coercitiva de la humanidad excedente. Basándose en datos estremecedores y argumentos incontrovertibles, William I. Robinson demuestra hasta qué punto el capitalismo del siglo XXI se ha convertido en un sistema absoluto de represión como único método para mantenerse en pie más allá de sus contradicciones terminales, y defiende la urgencia de crear un movimiento que trascienda los meros llamados a la justicia social y ataque a la yugular.

Especialista en economía política y la globalización

El autor del libro, el estadounidense William I. Robinson, nació el 28 de marzo de 1959. Profesor de sociología en la Universidad de California, su trabajo se centra en la economía política, la globalización, América Latina y el materialismo histórico. Es miembro de la Misión Parlamentaria Internacional y de la Sociedad Civil para Investigar la Transición Política en Irak.

A principios de la década de 1980, Robinson trabajó como periodista en Nicaragua, devastada por la guerra. Fue miembro de la Unión de Periodistas Nicaragüenses.

Obtuvo la licenciatura en Periodismo en el Friends World College en Nairobi (Kenia), Ibadan (Nigeria) y Costa Rica. Después de esto, recibió su graduación en Estudios Latinoamericanos y su doctorado en Sociología en la Universidad de Nuevo México. Muchas de sus obras han sido traducidas al español.

Controversia en 2009 de actualidad ahora: Gaza, Israel y antisemitismo

En 2009, Robinson reenvió un correo electrónico a su curso de "Sociología de la Globalización", para estimular la discusión en clase conteniendo fotos del ataque israelí de 2008 a Gaza paralelas a las fotos de la ocupación alemana del Gueto de Varsovia durante la Segunda Guerra Mundial. El correo electrónico circuló ampliamente y se convirtió en objeto de controversia en los medios de comunicación, después de que se revelara que la Liga Antidifamación (ADL), un grupo generalmente considerado pro-Israel, aconsejó a los administradores de la universidad que lo castigaran.

Una estudiante judía de la clase presentó una queja contra Robinson diciendo que se había sentido intimidada por el correo electrónico. La ADL criticó a Robinson, considerando el asunto como un caso de mala conducta académica, mientras que California Scholars for Academic Freedom lo consideró un caso de libertad académica. Robinson declaró que sus críticos habían confundido sus críticas a las políticas israelíes con el antisemitismo. "Eso es como decir que si condeno al gobierno de Estados Unidos por la invasión de Irak, soy antiestadounidense. Es el argumento más absurdo e infundado".

Obviamente, este tema planteado en ese momento, el de confundir la crítica al Gobierno de Israel con sus acciones belicistas contra la población de Gaza, vuelve a la actualidad con los ataques genocidas ordenadas por Benjamín Netanyahu contra la población gazatí.