Jens Stoltenberg puede que sea durante estos días en el que se celebra en Madrid la histórica Cumbre de la OTAN, el rostro más fotografiado o la imagen grabada más vista por los españoles y el mundo occidental. Justificado está ya que se trata del secretario general de la Alianza Atlántica, dicho en castizo, el “amo” de la coalición militar.

Muchas son las curiosidades que se pueden revelar, sobre este matemático noruego de Oslo, de 63 años y que antes de llegar a dirigir la organización militar, presidió en varias ocasiones su país en las filas del Partido Laborista, pueden contarse de su biografía.

Contactos con un oficial del KGB

Una de las más controvertidas fue cuando poco antes de ser elegido por primera vez presidente de su país en el año 2.000, saltó a los medios sus contactos de joven con un oficial del KGB. Hasta tal punto había establecido una relación en los 90, siendo un joven laborista noruego, que el servicio de inteligencia soviético le abrió una ficha y le puso un pseudónimo a Stoltenberg: Steklov. Tras revelarse este episodio, aclaró que aunque los contactos existieron. Él mismo los rompió cuando los servicios de seguridad de Noruega le advirtieron de que el oficial ruso era miembro del KGB.

La paradoja es que un cuarto de siglo después, el hombre al que los soviéticos lo metieron en su fichero y lo bautizaron con el nombre de Steklov, preside la organización militar que, ayer en Madrid, declaró a Rusia como su principal objetivo y acordó redoblar esfuerzos y medios para combatirla por considerarla su mayor amenaza.

Otra paradoja que hace de su biografía política una vida de contrastes es que Stoltenberg, de adolescente y durante su militancia en las Juventudes Laboristas de Noruega, fue contrario a la OTAN y activista opuesto a la Guerra de Vietnam. Hay que reconocerle que, años después, jugó un papel en Noruega cierto modo con similitudes al jugado por Felipe González en España, al ser el gran impulsor, tras cambiar de opinión, del acercamiento del Partido Laborista a la Alianza Atlántica. En todo caso, Noruega era miembro de la Alianza desde su creación en 1949 pero los movimientos contrarios a esta organización fueron muy fuertes desde el laborismo en los años 60 y 70. Cuando Stoltenberg comenzó a coger peso en el partido, inició también un viaje de acercamiento a la organización militar. Hasta tal punto fue de intenso este viraje que, en 1987, consigue que los laboristas se pusieran de acuerdo en continuar dentro de la OTAN.

Política en las venas

El actual secretario general de la Alianza Atlántica anteriormente ocupó el cargo de primer ministro de Noruega entre 2000 y 2001 y de 2005 a 2013. Fue líder del Partido Laborista Noruego desde 2002 a 2014. La política, aunque tuvo una crisis tras su paso por las juventudes socialdemócrata y estuvo a punto de abandonarla, le viene por familia. Su padre, Thorvald Stoltenberg, fue uno de los políticos más destacados de Noruega llegando a ser ministro de Asuntos Exteriores. Su madre, Karin Stoltenberg fue secretaria de Estado del Ministerio de Comercio y feminista militante. La hermana del líder de la OTAN, Camilla Stoltenberg, es directora del Instituto Nacional de Salud Pública. Un capítulo muy triste de su vida fue el fallecimiento de su hermana pequeña por adicción a las drogas. Está casado con Ingrid Schulerud que fue Directora General Adjunta para Europa Central y EEE y luego Embajadora de Noruega en Bélgica en abril de 2015 hasta 2019. El matrimonio tiene dos hijos.

Favoreció a España con Navantia

Una última anécdota relacionada con España de cuando fue primer ministro de Noruega e ilustra su recta personalidad. El Gobierno noruego adquirió cinco fragatas pero no le adjudicó el contrato a su país, sino que lo hizo a España (Navantia) a pesar de ser una enorme inversión económica. Poco después Stoltenberg perdió las elecciones en la región de los astilleros noruegos y las siguió perdiendo en otras convocatorias.