Vítores en Bruselas tras alcanzar los primeros indicios de un acuerdo en el debate de la ilusoria política migratoria europea, una inexistente e ineficaz que no ha sabido dar respuesta a las más de 60.000 muertes en el Mediterráneo en estos últimos nueve años durante las rutas migratorias para llegar al suelo europeo. La apertura o no de las líneas divisorias, el control fronterizo, la expulsión en caliente de migrantes, los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE), Frontex. Son las amenazas que se imponen en los bordes europeos.

El debate migratorio vuelve a salir a la palestra pública marcado por los discursos de odio que azotan con prejuicios contra los colectivos migrantes. Los estereotipos mandan en las formaciones ultraderechistas como argumento de ataque y contraataque. Ahora el doble cerrojo en sus Estados miembros se restringe. Esta teoría es la que le valía a los Estados miembros para bloquear el pacto migratorio en la reforma de los tratados, que requería de unanimidad en las decisiones de los integrantes de la Unión Europea para salir adelante. Pero Bruselas pone este viernes los límites y las líneas rojas para rellenar las lagunas de sus tratados. Eso sí, con mano dura.

No estaba segura de que esto iba a salir. Es un día importante”, ha celebrado la ministra sueca María Malmer, que pasará el testigo de la negociación interinstitucional sobre el Pacto de Asilo con el Parlamento Europeo a la próxima presidencia española. Los Veintisiete pactan un acuerdo que busca reubicar al menos 30.000 personas al año entre los Estados miembros para aliviar la presión de países como Italia, España, Grecia o Malta. Se trata de un mecanismo que será voluntario para los integrantes europeos, pues no puede haber cuotas de reparto que sean obligatorias.

Pero Luxemburgo marca las líneas rojas. El nuevo plan negociado en la mesa del Consejo de ministros del Interior fija una contribución financiera de 20.000 euros para los países que se nieguen a la recepción de migrantes. Esto significa que los Estados tendrán que pagar esta cantidad por cada uno de los solicitantes de asilo a los que les haya negado la acogida. Este dinero derivaría a los países que sí han aceptado la acogida.

Los Estados tendrán que pagar esta cantidad por cada uno de los solicitantes de asilo a los que les haya negado la acogida

Suecia ha apostado por los 22.000 euros. Los países más reticentes en la recepción de migrantes, en caso de aceptar la propuesta, piden que la tarifa a pagar por solicitante de asilo rechazada se cifre en los 10.000 euros.

Aunque la propuesta también prevé como alternativa la aportación de material útil para la gestión y control de los flujos a la altura del valor de la compensación estimada. “Es un debate delicado, soy consciente pero si no llegamos a un acuerdo vamos a ser más débiles”, dicta la ministra sueca.

Una política migratoria inexistente

Fue en 2015 cuando los Estados miembros se dieron cuenta de que la normativa europea de asilo no funcionaba. Por ese momento, llegaban a Europa casi un millón de refugiados de Siria, Iraq y Afganistán. Se trata de las líneas recogidas por el Protocolo de Dublín, la encargada de establecer una política migratoria ineficaz e inexistente. Las órdenes de este Protocolo señalaban que el país responsable de estudiar la solicitud de asilo y acoger a los solicitantes era el primer país europeo que pisaban.

Grecia fue un ejemplo de los Estados miembros que necesitaba del apoyo europeo. Sin embargo, respondió con mano dura contra el flujo de migrantes que se desplazaba tras la crisis migratoria en Turquía. Todo bajo las agresiones de sus cuerpos policiales para ahuyentar a las familias de acercarse a suelo greco. También sucede lo mismo en España. Estos últimos días se dio a conocer que el Departamento de Fernando Grande-Marlaska había emitido una orden para aquellos agentes policiales en la detención de migrantes en Irun. Por cada migrante detenido, recibían dos días de vacaciones.

Las demandas de los países del sur de Europa se niegan a volver a las líneas del Protocolo de Dublín. Sin embargo, la Comisión Europea ya había aceptado hace años la propuesta de los países que se encontraban en los límites geográficos de Europa. Pero el bloqueo de los gobiernos continuaba impidiendo el paso a esta normativa que buscaba llegar a realizar un reparto entre todo el espacio europeo.

Otros puntos del acuerdo

Bruselas también busca que las solicitudes de asilo sean estudiadas con mayor rapidez para proceder a las deportaciones con esta misma característica. Sin embargo, esto forma parte de otro debate en el que el éxito no estaría asegurado tras años en los que los países de África y Oriente Medio no aceptan fácilmente a sus nacionales de vuelta tras ser deportados.

La propuesta también, por primera vez en una norma europea, no descarta encerrar a niños con independencia de su edad. “Las familias con niños de 12 años o menos no deberían ser automáticamente exentas de los procedimientos de fronteras”, lo que significa que los menores no tendrían que permanecer dentro de centros a la espera de la resolución de sus solicitudes. El gobierno alemán y español se han mostrado favorables a este punto rechazando que los menores sean encerrados en estas instalaciones.