Estados Unidos ha vuelto a hacer uso este miércoles de su derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para echar por tierra una resolución que reclamaba un alto el fuego "inmediato" e "incondicional" en la Franja de Gaza, alegando que el llamamiento no va vinculado directamente a la liberación de los rehenes que aún siguen secuestrados.
El documento, impulsado por los miembros no permanentes del Consejo, ha recibido el voto a favor de 14 de los 15 países que integran el principal órgano ejecutivo de la ONU, pero el 'no' de Estados Unidos y su poder para vetar cualquier iniciativa han sido suficientes para que no salga adelante, como ya había ocurrido en otras tres ocasiones previas.
El representante estadounidense, Robert Wood, ha asegurado que su país lleva semanas trabajando "de buena fe" para evitar recurrir al veto, pero ha explicado que "no puede apoyar un alto el fuego incondicional que no permita liberar a los rehenes", una condición que para Washington es primordial.
"Son dos objetivos vinculados de manera indisoluble", ha señalado Wood, durante un discurso en el que ha sugerido que algunos países incluso "deseaban" que Estados Unidos vetase el texto en lugar de negociar un "producto de consenso".
"Un peligroso mensaje a Hamás"
Wood considera que el texto "envía un peligroso mensaje a Hamás", que podría entender que "no necesita volver a la mesa de negociaciones" y vería triunfar "su estrategia cínica". En el mismo sentido, ha echado en falta una clara condena al "terrorismo" de la milicia palestina, "responsable" de los atentados del 7 de octubre de 2023 y que, por tanto, "instigó" el actual conflicto, a pesar de que lo ocurrido desde entonces supuso la entrada en una nueva fase de un conflicto que se extiende ya por siete décadas, y que no empezó en la citada fecha.
Sin embargo, el representante estadounidense ha recordado que Israel tiene también la "responsabilidad" de facilitar la entrada de ayuda humanitaria en la Franja de Gaza. "Durante el último año, Estados Unidos ha hecho más que ningún otro país para lograr pasos tangibles en la mejora de las condiciones humanitarias", ha señalado.
Más de 43.000 víctimas mortales
A pesar de que Estados Unidos ponga como conditio sine quanon para el alto el fuego la liberación de los rehenes, los ataques israelíes, lejos de moderarse, se han seguido intensificando. Las últimas cifras oficiales dejan ya de 43.603 muertos y 102.929 heridos, según el balance aportado el pasado domingo por las autoridades del enclave palestino. A su vez, en concreto en esa fecha, el balance de su Ministerio de Salud detalló una suma de 51 fallecidos y 164 heridos en ataques israelíes en las que fueron unas 24 horas de auténtico terror.
Como viene siendo habitual, el Ministerio recuerda que estas cifras son solo una aproximación porque un número de víctimas imposible de determinar se encuentran enterradas bajo toneladas de escombros provocadas por los bombardeos. Además, las autoridades gazatíes han afirmado en varias ocasiones que al menos 10.000 personas figuran como desaparecidas.
El regreso de Trump, motivo de alegría para el sionismo
El triunfo en las elecciones presidenciales de Estados Unidos de Donald Trump, por otra parte, fue otro motivo de júbilo para los israelíes. El primer ministro, Benjamin Netanyahu, no tardó en celebrar su elección, describiéndola como "el mayor retorno de la historia". Bezalel Smotrich e Itamar Ben-Gvir, ministros de ultraderecha de su coalición de Gobierno, tuitearon su entusiasmo incluso antes de que se conocieran oficialmente los resultados.
"Fui uno de los primeros en llamarle. Nuestra conversación fue cálida y cordial y acordamos trabajar juntos por la seguridad de Israel, también ante la amenaza iraní", señaló Netanyahu. La victoria de Trump se produjo escasas horas después del cese de Yoav Gallant, ministro de Defensa israelí y un contacto clave para Joe Biden en el marco del conflicto en Gaza. A su vez, según un sondeo posterior a las elecciones, publicado por el Canal 12 de la televisión comercial, el 67% de los israelíes dijeron estar "contentos con la victoria de Trump".
De cara a los próximos meses puede esperarse una senda parecida a la que Estados Unidos mantuvo bajo el Gobierno Demócrata, en tanto que Israel es un aliado político y estratégico del país con independencia del color del Ejecutivo. Ayuda económica, militar y política serán los protagonistas del nuevo capítulo trumpista, y términos como paz, solución de dos Estados o alto el fuego parecen estar más cerca de caer en saco roto que de materializarse.