Había muchas expectativas sobre la reunión que este viernes han mantenido en Ginebra el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, sobre la actual situación de Ucrania, que mantiene en vilo a todo el planeta. Finalmente, ambas potencias han acordado darse más tiempo para intentar buscar una solución diplomática que evite males mayores. Una resolución que puede parecer palabras vacías, pero que dada la tensión del momento, con los reproches y las amenazas volando en ambas direcciones, es un paso adelante en aras de desencallar el conflicto.

En concreto, Blinken y Lavrov han coincidido en describir las conversaciones entre ambos como "útiles y sustanciales", y se han citado a seguir intentando buscar una solución diplomática que convenza a todas partes. En este sentido, no se descarta que el propio presidente de EEUU, Joe Biden, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, vuelvan a reunirse a lo largo de las próximas semanas -fuentes de la agencia oficial de noticias rusa Sputnik ya apuntan que el esperado encuentro se podría producir a mediados o finales de febrero-.

“El presidente Putin está siempre preparado para los contactos con el presidente Biden", ha asegurado Lavrov. Por su parte, Blinken ha recogido el guante de su homólogo ruso y ha asegurado que el dirigente estadounidense también está "completamente dispuesto" a conversar. Una voluntad que, acabe fructificando o no, demuestra que ninguna de las dos potencias iniciará un hipotético conflicto bélico sin antes agotar la vía del diálogo, pero que tampoco firmará un acuerdo que no pueda defender ante sus ciudadanos.

Asimismo, Blinken se ha comprometido con su homólogo ruso a enviarle por escrito las “ideas” de EEUU sobre las demandas que exige Moscú para retirar sus tropas de la frontera de Ucrania –se estima que ya hay más de 100.000 soldados desplazados-. A saber: que la Alianza Atlántica no siga expandiéndose, y que occidente se retire de lo que el Kremlin considera que con sus áreas de influencia (Ucrania y otros países exsoviéticos como Georgia).

No se mueven de sus posturas

No obstante, más allá de ganar tiempo y de emplazar a seguir negociando, EEUU y Rusia han vuelto a chocar en sus posturas. “Creo que podemos desarrollar este entendimiento mutuo y lograr acuerdos que garanticen nuestra seguridad pero todo esto depende de que Rusia ponga fin a su agresión en Ucrania”, ha subrayado Blinken a la CNN tras el encuentro. “Estamos comprometidos con la vía de la diplomacia para intentar resolver nuestras diferencias. Pero si eso resulta imposible y Rusia continúa con la agresión contra Ucrania, daremos una respuesta unida, rápida y severa”, ha añadido.

Sin embargo, el jefe de la diplomacia estadounidense ha vuelto a dar un portazo a la idea de que Rusia decida qué países entran en la OTAN y cuáles no: “Hay cosas que no van a ocurrir y la OTAN no cerrará sus puertas abiertas a Ucrania”. En su lugar, Blinken ha ofrecido a Moscú la posibilidad de nuevos acuerdos sobre seguridad, a la vez que ha instado a una “mayor transparencia" sobre los desplazamientos de las fuerzas rusas en la frontera con Ucrania dentro de un "espíritu de reciprocidad". “Pueden elegir este camino o pueden elegir el de la condena internacional", ha avisado.

Por su parte, Lavrov ha vuelto a insistir en que Rusia no está preparando ninguna incursión militar en Ucrania, y que tampoco han representado “nunca, en ninguna parte” una amenaza “al pueblo ucraniano”, y lo ha achacado todo a una "histeria antirrusa" impulsada por una "minoría rusófoba" que está marcando la pauta de la crisis.

“No puedo decir aún si estamos o no en el camino correcto. Entenderemos esto cuando obtengamos la respuesta estadounidense en papel sobre todos los puntos de nuestras propuestas”, ha sentenciado el ministro de Putin.

Zelenski alerta sobre un posible intento de ocupación rusa

Por su parte, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha alertado de que Rusia podría estar planeando ocupar la ciudad de Jarkov, ubicada en el noreste del país y con una importante presencia de ciudadanos rusos (al estilo de Crimea). Una ofensiva que, de terminar produciéndose, ha vaticinado que podría ser “el comienzo de una guerra a gran escala”.

"Lo diré de manera realista: si Rusia decide aumentar su escalada, por supuesto, lo van a hacer en territorios donde históricamente hay personas que tienen lazos familiares con Rusia", ha denunciado Zelenski en una entrevista concedida a ‘The Washington Post’, antes del encuentro entre Blinken y Lavrov. “Dirán que están protegiendo a la población rusoparlante […] tras la ocupación y anexión de Crimea, entendemos que esto es factible y puede suceder. Esto no sería solo una ocupación sino el comienzo de una guerra a gran escala”, ha advertido el dirigente ucraniano.

Rusia reclama también la retirada de las tropas de la OTAN de Bulgaria y Rumanía

Por otra parte, además de las peticiones de Rusia anteriormente mencionadas, este viernes el Ministerio de Exteriores ruso ha hecho público una propuesta garantías de seguridad presentada a Estados Unidos que reclama la retirada de las tropas de la OTAN de Bulgaria y Rumanía “para volver a la configuración de 1997 en los territorios de los países que no eran miembros de la OTAN en esa fecha”.

Asimismo, ha criticado las declaraciones del secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, sobre la posibilidad de que Finlandia y Suecia se sumen al bloque y le ha acusado de "ejercer presiones" sobre las políticas de Helsinki y Estocolmo.

"Estamos convencidos de que, en estos momentos turbulentos, un estatus ajeno al bloque es más efectivo para que los estados garanticen su seguridad", ha resaltado, antes de incidir en la necesidad de "un fin de la expansión de la OTAN y del despliegue de sistemas armamentísticos cerca de las fronteras con Rusia".

Bielorrusia avisa a Kiev: “Es mejor no meterse con nosotros”

Por último, también ha irrumpido con fuerza en el conflicto Alexander Lukashenko, presidente de Bielorrusia (aliada de Rusia), quien ha acusado a las autoridades de Ucrania de estar actuando “de manera inadecuada” debido al “control externo” de terceros países.

En este sentido, Lukashenko ha lanzado un mensaje a sus soldados, encomendándoles la tarea de defender la frontera del país con Ucrania ante posibles movimientos "imprevisibles" por parte de las fuerzas ucranianas. “Cueste lo que cueste, no solo debemos ver lo que sucede y sucederá en la frontera sino también debemos protegerla bien. No tengo dudas de que ustedes, uniformados, saben qué hacer para proteger nuestra tierra”, ha señalado el dirigente bielorruso, que esta misma semana denunciaba un aumento de las tropas ucranianas en la frontera.

“Es mejor no meterse con nosotros”, ha advertido, defendiendo que el Estado de la Unión -nombre con el que se conoce a la entidad supranacional formada por Bielorrusia y Rusia- "construye su seguridad sobre la base de la necesidad de defender sus fronteras". No obstante, pese al aviso, ha subrayado que ni su país, ni su aliada “quieren la guerra”: “Creo que el liderazgo de Rusia también me entenderá. Lo que digo probablemente estará en sintonía con su posición. No queremos la guerra. No solo porque es difícil y malo, no es solo incomodidad, es terrible para los civiles y no solo para el personal militar. Dios no lo quiera, la guerra afectará a todos. Por lo tanto, no queremos pelear”.