El proyecto europeo, fraguado tras el trauma de las dos guerras mundiales, permitió crear un sistema basado en la paz, el crecimiento económico y el bienestar. La fundación de la Comunidad Económica Europea, después Unión Europea, avanzó en ese modelo de integración y cooperación que fue capaz de generar paz y prosperidad como en ningún otro lugar del mundo. Un modelo que, a pesar de la diversidad y las diferencias de los países europeos, ha logrado amplios consensos en la construcción de un entramado institucional, político y económico basado en la cooperación y la integración.
La expansión de potencias económicas y militares, singularmente China y Rusia, junto al reciente abandono de la tradicional política norteamericana de apoyo a Europa por parte de la administración Trump, han puesto en riesgo las bases del multilateralismo sobre las que la UE había cimentado su política comercial y su política exterior. La invasión de Ucrania por parte de Rusia no ha hecho sino poner de manifiesto las limitaciones de ese multilateralismo, que confió en la globalización y los lazos comerciales mundiales como amortiguadores de las tensiones geopolíticas y facilitadores de la paz. De ahí que Europa asista -un tanto perpleja-, al desmontaje de ese entramado geopolítico que había sustentado las relaciones políticas, económicas, comerciales y diplomáticas en las ultimas décadas.
Las potencias de corte imperialista como China y Rusia no ven en la democracia un valor a proteger. Más bien al contrario, la democracia representa para los totalitarismos una barrera a sus políticas expansionistas, ya sea en lo militar, en lo económico, o en ambas esferas. No es casual que junto a la guerra convencional, se produzcan ataques y ciberdelincuencia híbrida contra gobiernos, empresas y ciudadanos, con el objetivo de atentar contra la democracia.
Por eso resulta indispensable establecer medidas contra aquellos que quieren acabar con nuestro modelo de crecimiento y convivencia, y hemos de hacerlo unidos. Ese realineamiento de las posiciones europeas debe dirigirse hacia un compromiso mayor en seguridad y defensa porque todo apunta a un nuevo sistema geopolítico y un nuevo orden económico. Europa ha de construir un nuevo pacto a favor de la seguridad y la democracia. La nueva situación mundial exige hacernos cargo de nuestra propia seguridad, que es lo mismo que continuar defendiendo la democracia, el crecimiento económico y el bienestar social.
Durante todos estos años de proyecto de Europa, hemos recurrido al presupuesto europeo para construir unas sociedades prósperas, para defender nuestra agricultura y nuestra industria o para lograr la unión monetaria. Es hora de dedicar parte de esos fondos europeos para defender nuestras ideas de democracia, seguridad y bienestar.
Debemos avanzar con mayor determinación hacia una defensa común, como medio de alcanzar autonomía estratégica, seguridad, y un refuerzo del modelo europeo. Y hay que hacerlo ya, desde el consenso y el diálogo permanentes. Por otra parte, la industria de la defensa y la seguridad puede ser una oportunidad para hacer crecer una industria más sostenible y resiliente. Uno de los objetivos de la Comisión Europea, de amplio consenso entre los países miembros, es precisamente la idea de fortalecer la industria europea, como medio de aumentar nuestra autonomía y competitividad. Sabemos que, en términos de innovación, condiciones salariales, empleo de calidad, y valor añadido, el sector industrial supera al resto de los sectores económicos.
El rearme europeo no consiste en más cañones, consiste en defender a ultranza nuestro modelo basado en la paz, la prosperidad y la democracia. No hay democracia y libertad posibles si no podemos defendernos de los peligros y amenazas externas.
Un nuevo orden esta surgiendo, más fragmentado, más inseguro, más imprevisible; si Europa es capaz de reaccionar a este contexto de manera coordinada, habremos dado un paso de gigante en la reafirmación de nuestros valores de democracia, paz y prosperidad, nuestras mejores armas.
Es la hora de que Europa trabaje unida para defender su modelo. Y debemos hacerlo con las armas de Europa; democracia y prosperidad para todos y todas.
Obdulia Taboadela Álvarez es portavoz de Cienca e Innovación del Grupo Parlamentario Socialista