El portavoz de ERC en el Congreso de los Diputados, Gabriel Rufián, ha dejado una intervención para la historia de cómo dejar en ridículo a Santiago Abascal. El diputado independentista se ha referido a la duda que gira alrededor del líder ultraderechista sobre si se ha vacunado o no y se ha mostrado seguro de que Abascal sí se ha vacunado contra el Covid-19 pero persigue "cuatro votos en base a esa patraña". Y ve esta postura similar a las que mantiene respecto al servicio militar o los chiringuitos: "Hace ver que hizo la mili y no la hizo, hace ver que los chiringuitos son malos y vivió de uno".

Abascal no hizo la mili

Cabe destacar que Santiago Abascal, como buen patriota, nunca pierde ninguna oportunidad para ponderar los valores del Ejército. Es habitual verle ataviado con merchandising bélico y lanzando soflamas militaristas; incluso ha defendido la vuelta del servicio militar obligatorio. Pero, ¡oh! sorpresa, él no hizo la mili.

En 1994, el líder de Vox cumplió 18 años y debería haber hecho, como buen español, el servicio militar. Pero no. Pidió tres prórrogas hasta que finalmente, en 2001, la mili fue surpimida. Ante este hecho, uno se hace varias preguntas. ¿Puede alguien ser patriota, pero al mismo tiempo negarse a formarse militarmente para defender a su patria y su pueblo? ¿Se puede ensalzar el Ejército cuando te has negado a formar parte de él? ¿Rechazó Abascal jurar la bandera que supuestamente tanto venera? ¿Por qué lo hizo? ¿Le dio miedo?

Sueldazo público

En 2010, cuando recaló en el regazo de Esperanza Aguirre  fue nombrado a dedo por la presidenta para dirigir la “Agencia de Protección de Datos de la Comunidad de Madrid”, puesto de trabajo que le permitió embolsarse alrededor de 247.000 euros distribuidos cómodamente en anualidades. Dos años después, la Comunidad eliminó la Agencia echando a 22 trabajadores.

En abril de 2013, cuando fue nombrado director gerente de la “Fundación para el Mecenazgo y el Patrocinio Social”, pasó a cobrar la cantidad anual de 82.491,80 €, a los que se podrían añadir otros 11.363,20 € en concepto de productividad variable por objetivos.  Durante esos años, Santiago Abascal recibía del dinero de los madrileños más que cualquier asociación que defiende los derechos LGTBI.