“No soy presidente porque no me vendo ni vendo a los españoles”. Una frase para la historia de Alberto Núñez Feijóo, carne de memes en las redes sociales que aún colean en la actualidad. Sobre todo este lunes, cuando el líder de la oposición, que juró y perjuró antes de la investidura de Pedro Sánchez que no había pactado con Carles Puigdemont para luego admitir que existieron contactos con el líder de Junts. Ahora, tras más de medio año de viraje constante en su relato, ha abierto la puerta de par en par a registrar una moción de censura contra el presidente del Gobierno de la mano de los neoconvergentes.

Esta no es sino otra historia de bandazos del Partido Popular que comenzó en el debate de investidura de Pedro Sánchez con una píldora que perseguirá a Feijóo. “No soy presidente porque no me vendo ni vendo a los españoles”, llegó a decir desde la tribuna el líder de la oposición, en turno de réplica al jefe del Ejecutivo. Intervención que es carne de meme recurrente en las redes sociales para retratar al presidente de los conservadores y sus constantes cambios de criterio para con Junts, que culmina ahora con la mano tendida hacia quienes incluso llegó a calificar como terroristas -pronunciamiento judicial mediante- para ir juntos a una moción de censura.

Es decir, investidura no, pero moción sí. En aquel momento, Feijóo ya fue trufando de píldoras la unción de Sánchez como presidente del Gobierno. En algunas entrevistas, exhibía dos caras con respecto al líder neoconvergente, sin perder de vista las incontables movilizaciones callejeras organizadas desde Génova. Escucharía “sus reivindicaciones”, mientras censuraba al PSOE por ceder todo para mantenerse en el Palacio de la Moncloa. De la simple escucha, el gallego pasó al elogio, declarando un “profundo respeto” por Carles Puigdemont del que subyacieron tímidos contactos.

Al menos así lo vendían desde Génova. El líder de la oposición los admitió en un desayuno informativo organizado por Nueva Economía Fórum a finales de octubre de 2023. “Creo que es un político [Puigdemont]… hay otros que mienten mucho. Todo el mundo sabe lo que pide. En los contactos, no personales ni directos, pero sí indirectos, no nos ha mentido”, aventuraba Feijóo, poniendo en valor la palabra de su flamante -a la par que perseguido- interlocutor. Inmediatamente después, moduló esas alabanzas, desmarcándose de sus “planteamientos” pero mostrando “respeto”. “Tiene asuntos pendientes con la Justicia que creo que sería conveniente que los saldase”, remató entonces.

Del “error”, a la amenaza…

De ahí, el PP viraría hacia el “no soy presidente porque no me vendo”. No sería el último golpe de timón del inquilino de la séptima planta de Génova 13. Pocos meses después, en el fragor de las elecciones gallegas -los primeros del ciclo electoral de 2024-, Feijóo cometería un “desliz” que levantaría las iras del propio Puigdemont. Durante un acto de campaña en Lugo, en privado, fuentes de la dirección confirmaron ante un nutrido grupo de periodistas que el Partido Popular no sólo no rechazó la vía de la amnistía, sino que la estudió. “Tras estudiarlo 24 horas, les dijimos que no”, aseguraron, mientras precisaban que valoraron el indulto para el líder de Junts.

Un “error” que desde la dirección nacional se apresuraron a enmendar. Tentativa fallida, sin embargo, pues poco después lo acabarían admitiendo; especialmente después de que el propio Puigdemont divulgase una carta a los eurodiputados, amenazando al PP con contar la verdad de aquellos “contactos indirectos” a los que aludía en octubre Feijóo. “Algún día todo se sabrá”, escribió el dirigente de los neoconvergentes. En la misiva expuso los vínculos de los conservadores con el juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón, quien recientemente había imputado al expresident de la Generalitat por un presunto delito de terrorismo.

“Toda esa reacción no se produce por generación espontánea. Cuatro días antes de que el juez García-Castellón decidiera investigarme como terrorista, el expresidente español José María Aznar hacía un pronunciamiento en que el instigaba sin complejos: ‘Quien pueda hablar, que hable; quien pueda hacer, que haga; el que pueda moverse, que se mueva. Cada uno en su responsabilidad debe ser consciente en la situación en la que nos encontramos’”, apuntó al respecto.

… y ahora, moción

Después de tres meses de regreso a la oposición ferviente a la amnistía y al hostigamiento al independentismo catalán, en plena campaña de las europeas, el presidente del Partido Popular ha escenificado otro giro de guion. Si bien mantiene que empleará “todas las herramientas” a su disposición contra la amnistía, Feijóo abre la puerta a una moción de censura contra el Gobierno de Sánchez, tocando al timbre de Junts.

Lo ha hecho este lunes, en una entrevista concedida al programa Espejo Público, de Antena 3. El líder de la oposición pretende desalojar a Sánchez de la Moncloa a cualquier precio, reavivando los “contactos indirectos” con Junts y, a la postre, canalizando las amenazas de los neoconvergentes, quienes están inmersos en las negociaciones para la sesión constitutiva del Parlament y la posterior investidura, a la que, por cierto, no ha renunciado Carles Puigdemont pese a que no le salgan las cuentas.

Estrategia que confirma la mentira de aquella sesión de investidura. “No me vendo ni vendo a los españoles”, remarcó el presidente del Partido Popular entonces, mientras avivaba la tenue llamada de una mayoría alternativa para derrocar a Sánchez. “¿La que usted refiere es una herramienta? Sí, para eso hay que tener el contexto”. Y en ese contexto hay que destacar que los populares necesitarían el apoyo de Junts, sí o sí, dado que la otra opción que podría pensarse como factible pasa por el respaldo del PNV, pero los de Andoni Ortuzar ya dejaron patente que no están ni estarán por la labor de abonar el camino de Feijóo a la Moncloa.

Mientras se abría a negociar con Junts, el líder de la oposición arremetía contra un Puigdemont al que tachaba de “corrupto”, “prófugo” e incluso “delincuente”. Con todo, tras un alud de reproches hacia la amnistía, Feijóo cree que el próximo paso es el referéndum, por lo que se presenta como “defensor de la democracia española” sin renunciar a ningún “instrumento”.

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