La caída de Pablo Casado al frente del Partido Popular y su posterior sustitución por Alberto Núñez Feijóo siguen siendo un punto candente de la política nacional. La última personalidad en dar su visión de los hechos ha sido el expresidente del Gobierno de España, José María Aznar, en una entrevista con 'El Confidencial', donde ha indicado que Pablo Casado tuvo “todas las oportunidades y condiciones para triunfar, pero fracasó”. “Su responsabilidad, en circunstancias difíciles, es total. Feijóo tiene enormes posibilidades por su capacidad y porque los españoles desean ese cambio”, ha añadido. 

Las mordaces críticas de Aznar al expresidente popular van en contraposición con la campaña que hizo en su momento en favor de Casado. Cabe recordar que Aznar fue su principal promotor y baluarte en las primarias del PP de 2018, donde se impuso a Soraya Sáenz de Santamaría y fue aupado a la presidencia del partido. Pese a ello, la ejecutiva de Casado fue dinamitada tras las acusaciones de Isabel Díaz Ayuso al exdirigente, que lo situaban como responsable de tejer una red de espionaje a la presidenta de la Comunidad de Madrid y que aún no han sido demostradas por un juez. Pese a ello, las palabras de Ayuso fueron un jarro de agua fría para Casado, que fue perdiendo lealtades y apoyos a raíz de esos sucesos, ya que José María Aznar no ha sido, ni mucho menos, el único que se ha retirado de su lado tras la fatídica noche de Génova.

Las “veletas” del Partido Popular

Al padre político de Casado hay que sumar los dos barones populares de moda: Moreno Bonilla y Fernández Mañueco. El candidato del PP para las andaluzas brindó históricamente su apoyo a Casado, expresando en plena crisis interna que se debía dar “tiempo y espacio” al dirigente, y que merecía “reconocimiento y comprensión”. A su vez, en noviembre de 2021, indicó su deseo de que Casado fuera presidente del Gobierno y dijo que “pondría Andalucía a su servicio para conseguirlo”. Sin embargo, tras el terremoto, Moreno indicó en una entrevista en la Cadena SER que “en la época de Pablo Casado el PP perdió un poco el eje" y que “Feijóo era el punto de encuentro que los populares necesitaban”.

Por su parte, Fernández Mañueco, el ya elegido presidente autonómico de Castilla y León, cuenta con una hemeroteca parecida a la de Bonilla. En diciembre de 2021, Casado indicaba que Mañueco tenía “todo su respaldo” y que el PP “se iba a volcar en las elecciones de Castilla y León”, declaraciones correspondidas por Mañueco el 30 de enero de 2022, asegurando que “cuando Casado fuese presidente del Gobierno, resolverían juntos los problemas de infraestructuras de Ávila”, recalcando la cercanía entre ambos y el deseo de cooperar, historial que no impidió a Mañueco lanzarle un dardo al cesado y delegar en él la responsabilidad del pacto con Vox, diciendo que "fue él quien nos dio el respaldo para negociar”.

Pero la lista no acaba en los barones de Andalucía y Castilla y León. Hay que sumar otros nombres, como el de Ramón Fernández-Pacheco, alcalde de Almería. En primera instancia, cuando no había tormenta, Pacheco se deshacía en elogios hacia Casado, a quien agradecía su “compromiso con Almería y su tejido productivo”. Tras la crisis en Génova, Pacheco cambiaba de postura y sostenía que “el PP, Almería y España habían ganado” con el resultado del Congreso que aupaba a Feijóo a la presidencia del partido y, por consiguiente, desterraba a Casado.

Llaman también la atención los giros de guión de Fernando López Miras, presidente de la Región de Murcia y uno de los políticos más cercanos al núcleo duro de Casado. Tan solo 48 horas antes del cese, el murciano defendió el liderazgo de Pablo Casado y expresó que, bajo su criterio, era “el único capaz de liderar el proyecto del PP”, además de defender la actuación de Casado y Egea, justificando el espionaje a Ayuso: “Doy mi respaldo a la direccional nacional. Su actuación ha sido correcta y adecuada”, indicaba. Sin embargo, horas después de que estallase la polémica, Miras retiraba su apoyo a Casado abogando por la celebración “urgente” de un Congreso extraordinario para solventar la “insostenible” situación del partido.

Por su parte, Teresa Mallada, dirigente del Partido Popular de Asturias, no se atrevió a mojarse en exceso y dio unas declaraciones muy ambiguas en su momento: “Esto debe resolverlo cuanto antes Pablo Casado”, indicaba inicialmente, para más adelante posicionarse en favor del eje Feijóo-Ayuso en un pequeño hilo de Twitter. Jorge Azcón, presidente del PP de Aragón, alcalde de Zaragoza y otro de los cercanos a Casado, le dio su apoyo en primera instancia: “Quiero dar mi apoyo a Casado y decir que el tiempo pondrá las cosas en su sitio”, declaraciones que chocaban con las que dio tras la crisis: “La solución del partido para el futuro y para cambiar al Gobierno de España es renovar el liderazgo y la mejor alternativa es Feijóo".

Cuca Gamarra, quien formaba parte del núcleo de confianza de Casado y Egea, también ‘traicionó’ a los mencionados, ya que a pesar de haberse mantenido del lado de Casado hasta las últimas, aceptó sin tapujos la propuesta de Feijóo para convertirla en secretaria general del Partido, cargo anteriormente ostentado por Egea. A quien hay que reconocerle haber cumplido con su palabra es a Pablo Montesinos, quien siempre admitió haber entrado en política por Pablo Casado y tras su cese, abandonó esta actividad para regresar al periodismo, su profesión original.

Como si nada hubiera pasado

La pérdida repentina de apoyos que sufrió Pablo Casado en el seno del PP ha dejado patente la inconsistencia en las declaraciones de los mentados, que un día apoyaron a Casado y después decidieron defenestrarlo. A su vez, el abrazo que ha recibido ahora Feijóo representa la línea que va a seguir el partido: hacer como si nada hubiera pasado, incluso por parte de aquellos que le deben su puesto a Casado y que no han querido tirar piedras sobre su propio tejado.