“Gilipollez invent”. Así calificó el portavoz parlamentario de Unidas Podemos, Pablo Echenique, el polémico quilombo que armó Pablo Iglesias al referirse a Carles Puigdemont como “exiliado” y compararlo con los exiliados republicanos. Este artículo no es más que la cronología de una semana sobre la que los morados deberían de reflexionar. Con argumentos y hechos, explicaré por qué el asunto no tiene nada de “gilipollez” y menos de “invent”. Solo pido que, antes de proceder a llamarme ultraderechista o hater de Podemos, por favor, lean el análisis.

El domingo era el día señalado. El vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030 era entrevistado por Gonzo en Salvados. Podemos acostumbra a alardear de que rinden cuentas ante la opinión pública en entrevistas como esta. Esto, sumado a que Iglesias tiene facilidad de palabra, fina prosa, bagaje intelectual, fuertes convicciones y, por qué no decirlo, habilidad para la persuasión; daremos por hecho que se ha preparado la entrevista aunque creo que ni siquiera le haría falta. Es un gran orador y ya lo ha demostrado en incontables ocasiones como, por ejemplo, ganando los dos debates a cuatro previos a las elecciones generales.

Llegó la pregunta: "¿Por qué el rey Emérito es un fugado y Carles Puigdemont es un exiliado que es como le llama usted a uno y a otro?”. Iglesias, ante esto, afirmó que aunque no comparte "los objetivos políticos de Carles Puigdemont", éste no está en Bruselas por haber robado dinero a nadie, ni por haber intentado enriquecerse, ni por haber metido la mano en el en el bolsillo de nadie, sino por llevar sus ideas políticas hasta un extremo y por vías erróneas"."Se ha jodido la vida para siempre por sus ideas políticas”, añadió.

Gonzo insistió: “¿Considera realmente Iglesias a Puigdemont un exiliado, como se exiliaron muchos republicanos durante la dictadura del franquismo? ¿Los puede comparar?". Esa fue la pregunta. Y esta la respuesta: “Pues lo digo claramente, creo que sí”.

Podemos no tardó en comprobar que la respuesta había sido una torpeza. No había más que echar un vistazo a las redes sociales y la prensa. Y he aquí el momento Echenique: “¿Es Puigdemont un exiliado? Sí. ¿Igual que un exiliado del franquismo? No. Una vez resumida la gilipollez invent del día, mírate la entrevista. Nunca un Vicepresidente del Gobierno había dicho la puñetera verdad así en la televisión”. 

El portavoz morado en el Congreso hace varias cosas con este tuit. En primer lugar, enmienda a Iglesias. En segundo, tilda la polémica de “gilipollez invent”. En otras palabras, cree que los periodistas que se han hecho eco de la respuesta y los que la critican se la han inventado y no han hecho sino sacar punta a algo que no da más de sí. Y tercero: que lo importante es que “nunca un Vicepresidente del Gobierno había dicho la puñetera verdad así en la televisión”.

Varias cosas debo comentar en este punto. Señor Echenique, basta ya de fiscalizar a la prensa. Estamos para controlarles nosotros a ustedes, y no al revés. Si cree que se ha mentido, atentado contra el honor de alguien, se ha perjurado o cualquier otra cosa; ahí tiene los tribunales. En segundo lugar, de “invent” nada. La traducción es bastante clara. Ada Colau trató de justificar que “fue el periodista quien hizo la comparación”. Es cierto. Pero a su respuesta me remito: “Pues lo digo claramente, creo que sí”. Ergo, Iglesias comparte la premisa.

Por cierto. ¿De quién fue la idea de justificar tal afirmación con la definición de "exiliado" de la RAE?

Y, ¿es una “gilipollez”? No. Los dirigentes de Podemos no tardaron en salir en tromba, así como algunos personajes afines, a recordarnos que en esa misma entrevista el vicepresidente habló de las presiones de los poderes económicos al Gobierno. ¿Es esto más importante que el lío de los exiliados y Puigdemont?

Voy a responder a esta pregunta recordando los criterios de noticiabilidad. El periodista es quien decide el enfoque, esto para empezar. Luego, te guste más o menos, señor Echenique, los periodistas informamos de lo que creemos conveniente. Además, no es ninguna sorpresa que los poderes económicos presionen al poder político. Es una práctica milenaria. Su trabajo es poner coto a eso y gobernar para la gente. En cambio, sí es novedoso que el vicepresidente segundo, quien se ha erguido en defensor de la Memoria Histórica (y no dudo de su compromiso) ponga al mismo nivel a Puigdemont y a los exiliados republicanos.

Se puede hablar de ambas cosas.

Evidentemente fue una torpeza, creo que fruto del horizonte electoral en Cataluña. Ante algo así solo cabe disculparse y aclarar la postura. Y, si puede ser, sin que parezca que nos alecciona sobre los principios morales de la vida, la ética periodística y lo bobos que somos, mejor. Porque la cagada fue suya, no nuestra.

Una reacción justificada

Pero créame, señor Echenique, le entiendo. Vaya por delante que soy consciente del voraz ataque de algunos sectores y medios de comunicación contra su formación. Pero esto no es justificación para todo. Hay quienes le puedo asegurar que no tenemos nada contra ustedes, que no estamos al servicio de los poderes fácticos ni cobramos del Ibex y, ¡oh vaya sorpresa!, creemos que también cometen errores.

Como decía, comprendo su reacción. Debe estar harto de comentar, en calidad de portavoz, fregaos en los que ustedes mismos se meten. Porque vaya semanita con la factura de la luz…

El propio Echenique fardó de que Ione Belarra había explicado con una precisión quirúrgica cómo estafaban las eléctricas con una metáfora sobre un frutero, aguacates y plátanos. Belarra explicó que la solución para bajar la factura de la luz no era reducir el IVA, pues el Estado dejaría de ingresar y las eléctricas continuarían con su margen de beneficios. En su lugar, propuso una reforma del sistema eléctrico.

El problema es que, antes de entrar en el Gobierno, Podemos lo que proponía era la bajada del IVA al 4% para la luz. El mismo Echenique, en un tuit, llegó a decir que si el Ejecutivo no lo hacía era porque “no les interesa” porque “están del lado de los poderosos”.

Revuelo formado. Pero es que después, el pasado lunes, Isa Serra, portavoz del partido, acusó al PSOE de ser quien no quiso bajar el IVA al 10% en su acuerdo de Gobierno. ¿En qué quedamos? ¿Quieren bajar el IVA o no? ¿Reforma del sistema eléctrico? Si es así, ¿por qué no le han metido mano tras más de un año de Gobierno? Me pierdo.

Y ahora sí. Si esta cronología no le ha convencido de que en política es mejor admitir errores y rectificar que enmendar sus cagadas llamando bobos a los demás y atacando a los periodista, puede proceder a llamarme ultraderechista.