En 2018, Pablo Casado ascendió al trono de Génova y tomó las riendas de un PP malherido. Tres años después, los conservadores han recuperado parte de su músculo a ojos de la demoscopia, pero su liderazgo, pese a los altos niveles de aceptación entre sus votantes, está en entredicho por el auge de la figura de Isabel Díaz Ayuso. La división entre los electores del centro derecha es palpable en una encuesta elaborada por NC Report para La Razón, donde el 51% se decanta por el actual presidente para encabezar la candidatura del Partido Popular a las próximas generales.

Han pasado tres años desde que Pablo Casado derrotó a María Dolores de Cospedal y a Soraya Sáenz de Santamaría en unas primarias a las que el PP llegó en el momento más débil de su historia; desgastado por la corrupción y derrotado por Pedro Sánchez en la moción de censura que precedió a la vital votación popular. Tras este trienio, el Partido Popular ha recortado distancia en las encuestas al PSOE (en algunas les ha sorpasado) y ha devorado parte del espacio que le robó Ciudadanos.

Sin embargo, éste no ha sido un camino de rosas para Pablo Casado, que aún tiene mucho por construir de cara al horizonte electoral de 2023. De hecho, en el seno de su partido ha emergido una figura que muchos catalogan como el principal impulsor del PP en estos últimos tiempos. Se trata de Isabel Díaz Ayuso. La presidenta regional arrasó en las pasadas elecciones madrileñas del 4 de mayo, rozando con la yema de sus dedos una mayoría absoluta que se barruntaba utópica en los tiempos que corren.

Sin embargo, impulsado por el efecto Ayuso, los populares no dejan de subir en las encuestas, aprovechándose del desgaste al que está sometido un Gobierno que lucha incesante contra el enemigo pandémico, que se resiste a entregar sus armas. Esta irrupción de la líder madrileña ha creado efectos adversos en Pablo Casado. Si bien le ha servido como trampolín demoscópico, le ha puesto ante sí un duro rival para el futuro de la gobernabilidad de Génova.

Tanto es así, que el electorado comienza a mostrar síntomas de dudas entre ambas figuras. Si bien el líder del Partido Popular obtiene una nota sobresaliente por parte de sus votantes en cuanto a la gestión se refiere, las masas conservadoras se dividen sobre la idoneidad de los dos dirigentes para encabezar la lista de Madrid de cara a las generales de 2023.

Los votantes del PP valoran positivamente el liderazgo de Pablo Casado en su mayoría. Hasta un 73,9% de los conservadores de a pie defienden que la gestión del actual patriarca genovés es “buena o muy buena”. De hecho, acorde a la mencionada encuesta publicada por La Razón, tan sólo un 20% de la masa popular califica como “mala” o “muy mala” su actuación. En el limbo de la duda quedarían un 5,9% de personas que “no saben” o prefieren “no contestar”.

Estos datos confrontan con los guarismos resultantes de la pregunta sobre el futuro cabeza de lista del Partido Popular. “¿Quién cree que es el mejor candidato para las elecciones generales, Casado o Ayuso?”. La cuestión ha dividido a la masa conservadora, aunque la victoria virtual es para el actual gerente del PP. Casado obtiene el apoyo de un 51% de los encuestados, frente al 39% que se decanta por la presidenta de la Comunidad de Madrid.

Rivera, lejos del PP

La división es palpable en cuanto al liderazgo conservador se refiere, pero también en el marco de futuras incorporaciones como la de Albert Rivera. El nombre del exlíder de Ciudadanos planea sobre Génova desde prácticamente principios de la crisis del coronavirus. Durante el periodo pandémico, el acercamiento entre el expresidente liberal y el gerifalte conservador se ha estrechado paulatinamente. Ambos han trabado una relación de amistad que ha acercado consistentemente al ex político naranja al abrigo del PP.

De hecho, según informó días atrás El Independiente, Pablo Casado incluso planteó entre sus baronías la incorporación de Rivera como número dos del Partido Popular por Madrid para las próximas generales. El presidente del PP quiso tomar la temperatura de sus correligionarios de cara al fichaje más esperado del mercado. Pero de momento, el ex de Ciudadanos prefiere marcar los tiempos y mantenerse lejos de la vida pública antes de regresar de nuevo al ring parlamentario.

Pero los rumores crecen y las masas conservadores no son ajenas a ellos. Tampoco las encuestas y este sondeo de NC Report no desaprovechó la oportunidad para tomar el pulso a los futuros votantes del PP. Sin embargo, los votantes conservadores no tienen la misma visión que su líder a este respecto y dan la espalda a la posible adhesión de Rivera. Hasta un 59,4% de los encuestados rechazan el fichaje del ahora abogado y asesor externo de Casado, frente a un 34% que no vería con malos ojos la adquisición de una figura de tanta importancia para Ciudadanos.

¿Y Rajoy y Aznar?

El sondeo también ha incluido cuestiones sobre la herencia recibida y la corrupción. La mayoría del electorado conservador estima que el Partido Popular ha dejado atrás las etapas de corrupción y valora positivamente el traspaso de la sede de Génova. Pero, ¿y sobre Rajoy y Aznar? Los votantes del PP han hablado, pero se divide en cuanto a la pregunta sobre si deben contar con los dos expresidentes del Gobierno.

Casi el 50% de los encuestados cree que Casado debería tirar más de José María Aznar y de Mariano Rajoy, pero confronta con un 45,7% que opina que el líder del Partido Popular no debe volver la vista atrás y ha de mantenerla rígida, oteando el horizonte para derrotar al PSOE en las urnas y recuperar Moncloa.