Hace algo más de dos meses la extrema derecha española presentaba con toda la fuerza de su capacidad propagandística un sindicato que, si bien alegan que no es del partido, contará con todo el apoyo logístico de la tercera fuerza parlamentaria española. Fue Jorge Buxadé, vicepresidente primero de Acción Política de Vox, el encargado de comparecer ante los medios para explicar la unión de su partido con una nueva fuerza sindical que será presentada este lunes en el municipio madrileño de Coslada.

"No es un sindiicato del partido, pero sí es un sindicato al que ayudaremos con nuestra alma, nuestro corazón y todas nuestras fuerzas. La génesis de este sindicato es la voluntad de nuestros votantes y simpatizantes: la necesidad de que los trabajadores españoles tengan una respuesta en defensa de sus derechos ante la traición de unos sindicatos vendidos a los partidos políticos y a la agenda global”, explicaba el dirigente, ahondando en la idea promovida por la formación ultra desde su fundación. Atribuyendo la palabra “chiringuito” a cada una de las fuerzas sindicales del país, la extrema derecha española ha llegado a pedir que se les recorte el presupuesto público por estar rendidos a intereses partidistas y no a defender los derechos laborales de los trabajadores españoles.

Con el habitual tono identitario de cada una de sus intervenciones, el representante de la formación arremetía entonces contra la Unión General de Trabajadores (UGT)​ por una de sus últimas actuaciones en Cataluña: “Vimos la semana pasada a UGT en Cataluña, pareciendo que lo que afecta a los trabajadores de la región no es la deslocalización de Nissan o la caída brutal de empleo, sino pedir el indulto de Dolors Bassa, una de las golpistas condenadas por el intento de Golpe de Estado del 1 de octubre”.

“Ante esa realidad, hay cientos de españoles que se han organizado para crear este sindicato”, manifestó Buxadé, avanzando entonces el nombre de “Solidaridad”. Un canto a la unión laboral que, sin embargo, esconde una referencia difícilmente desinteresada. Y es que en 1980, en Polonia, nació de la mano de Lech Walesa el sindicato Solidarność que contribuyó a la caída del comunismo en el país. Posteriormente, esta organización sindical, que contó con el apoyo de la Iglesia y de potencias como Estados Unidos y Reino Unido, acabó llegando a la presidencia.

Un guiño que no salvó a la extrema derecha española y a los creadores de Solidaridad de la opinión de los principales sindicatos del país. ElPlural.com se puso en contacto con los tres sindicatos mayoritarios del país cuando Buxadé anunció Solidaridad. Comisiones Obreras (CCOO) se mostró tajante: “En CCOO tuvimos un fuerte debate de consecuencias palpables en los años 90 sobre cómo afrontar la autonomía del partido y el desligamiento de partidos afines hasta el momento como el Partido Comunista. Nos llama la atención que en pleno siglo XXI nazcan sindicatos con una inclinación partidista tan marcada y recuperen así las denominadas correas de transmisión”, explicaba su secretario de Organización Fernando Lezcano.

El representante sindical sosteníao que CCOO defiende el marco legal por encima de cualquier opinión personal. Como primera fuerza sindical en España, con más de 97.500 delegados del mundo laboral votados por los trabajadores, Lezcano sentenciaba que son “absolutamente respetuosos con la libertad sindical”. Sin embargo, haciendo una pausa, apuntaba que le parecía un “anacronismo” su nacimiento tan pegado a una fuerza parlamentaria.

Sobre las constantes críticas que recibe CCOO por parte de los de Abascal, Lezcano subrayaba que se trata de "una prueba más de cómo se usan los argumentos a conveniencia de la parte interesada”. “Me parece una desfachatez absoluta”, remachaba.

En la misma dirección contestaba Joaquín Pérez, secretario general de USO, tercera fuerza sindical con 11.188 delegados según la última actualización del ministerio: “En España hay más de 1500 sindicatos, uno más es bienvenido. En Unión Sindical Obrera (USO) entendemos el sindicalismo solo desde la independencia y la pluralidad por lo que a nuestro juicio no tiene sentido que nazca o esté ligado a un partido, en este caso a Vox”, explicaba, añadiendo que un sindicato “debe pedir lo mismo a todas las fuerzas políticas independientemente de su color y no ser el brazo de nadie tanto en lo político como en lo empresarial”.

Sobre las constantes críticas de la extrema derecha, Pérez lo tenía claro: “Vox podría empezar por defender el empleo digno sin titubeos ni ambigüedades, aunque son libres de montar un sindicato. O una patronal también si quieren”.

Por su parte, UGT manifestaba a ElPlural.com que prefería no hacer declaraciones al respecto porque sería entrar en un conflicto que no haría más que otorgar publicidad a Solidaridad.