El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, copa cíclicamente la actualidad por sus respuestas crudas y directas a sus principales acosadores, dividiendo a la sociedad entre los que creen que un cargo público no debe emitir ciertas declaraciones y los que consideran que su actuación es proporcionada y en defensa propia. El que fuera alcalde de Valladolid ya optó por la vía judicial cuando ocupaba el cargo municipal y denominaron “prostituta” a su hija menor, como ha confesado a Carlos Alsina, pero el proceso no avanza, los culpables no testifican y el ministro continúa sufriendo acoso.
“Yo no tengo la suerte de Manos Limpias”, pseudosindicato que ha denunciado a Begoña Gómez con recortes de prensa, “al menos en lo que se refiere a la velocidad procesal”, ha ironizado, comparando la velocidad del avance de la causa contra la mujer del presidente del Gobierno con la de las denuncias presentadas por su parte contra sus acosadores reincidentes. El elefante en la habitación de Ondacero se ha descubierto rápido: ¿Es ‘saco de mierda’ un término adecuado para que un ministro se refiera a alguien?
Alsina ha abordado la disyuntiva desde la primera pregunta y Puente, como acostumbra, no se ha escondido. “Soy una persona que no maneja mucho la hipocresía y determinadas reglas públicas que obligan a ocultar lo que uno piensa o siente, sobre todo cuando ocupa una responsabilidad pública”, ha comenzado su alegato el ministro, lamentando que el pretexto es “que lo correcto en política es ocultar lo que uno siente y controlar determinadas reacciones”. No obstante, ha reconocido que sus palabras quizá no fueron apropiadas o puedan sorprender al salir de la boca (o el teclado) de un ministro.
“Es una descripción cruel, probablemente, pero bueno, es lo que hay”, ha apuntado, poniendo en valor que “el contexto es imprescindible”. “Si uno no sabe lo que padece el que reacciona así igual le genera estupor. A mi me llama la atención que se ponga el acento en la reacción y no en el acoso intolerable, que abarca la vida familiar y personal”, ha defendido. En relación con los ataques que sufre, ha puesto el foco en el último bulo difundido por Vito Quiles, que apuntaba al mal estacionamiento de un coche que, aun no perteneciéndole, el miembro del partido de Alvise le atribuía.
“La gota que colma el vaso es la publicación de un vehículo que yo no uso, que usaban mis escoltas, la gente que protege mi vida, y que han tenido que cambiar”, ha explicado, reiterando que aunque “no son palabras propias de un ministro”, espera “que se entienda” de donde vienen. Más allá del enfrentamiento concreto con según que líder de opinión, Alsina y Puente ha ahondado sobre cuál es la manera de evitar que estas situaciones lleguen a este punto como consecuencia de la lentitud y quizá mal proceder de la Justicia.
Al respecto, el ministro, de profesión abogado, ha considerado dos puntos esenciales. “España es un país que ha primado la libertad de expresión sobre cualquier derecho, incluso al honor, la intimidad o cualquier imagen porque proviene de un régimen dictatorial donde la libertad de expresión estaba cercenada”, ha introducido. Sin embargo, actualmente ya “nadie puede decir que la libertad de expresión esté limitada, aunque lo digan”, y el que derecho que ahora no está garantizado “es el del honor, la intimidad y la propia imagen”.
“El sistema legal que tenemos montado aboca prácticamente a la indefensión al personaje público”, ha lamentado. El segundo de los puntos lo ha centrado en los canales a través de los que se produce el acoso. “Habitualmente, estos ataques no se producen en los medios de comunicación tradicionales, sino en los del siglo XXI, a los que estamos respondiendo con métodos y herramientas del siglo XIX”, ha lamentado.
Actualmente, desde el Gobierno se prepara un abordaje de este tipo de materias y, aunque Puente no ha querido entrometerse al no tener competencias al respecto, ha trasladado su “opinión personal” y ha asegurado estar a favor de las modificaciones y avances necesarios. “Si alguien dice algo sobre ti algo falso, pero que no es delictivo (injurias o calumnias) debe resolverse en la vía civil que es tortuosa”, ha dejado sobre la mesa, evidenciando la necesidad de afrontar estas problemáticas.