La corrupción vuelve a arremeter duramente contra el Partido Popular. Las revelaciones sobre la ‘operación Kitchen’ o la sentencia de la Gürtel prometen tiempos oscuros en Génova 13. Tanto es así que, con esta oleada de nuevas informaciones sobre las tramas conservadoras, en el seno de la formación ya se plantean la venta de la sede para desvincularse de estos casos de corrupción.

Según cuenta el diario Público, esta opción se lleva barajando desde hace meses. “Se ha hablado en varias ocasiones y, aunque no es unánime, sí es una posibilidad que cobra cada vez más fuerza”, detalla un dirigente conservador al citado medio. Sin embargo, se topan con el problema de hallar otra sede tan céntrica y, por supuesto, encontrar un comprador para la actual.

El Partido Popular reside en la céntrica calle de Génova desde 1983. Un gran edificio al que se mudaron después de localizarse en un pequeño inmueble en la calle Silva. Este cambio de sede se debió al crecimiento inexorable de la formación en las generales de 1982, cuando los conservadores pasaron de ocupar diez asientos en el Congreso a 107.

Según apunta el diario Público, este cambio de enclave estaría vinculado a dos motivos principales. Uno de ellos es la corrupción. Entienden que las tramas del Partido Popular se asocian a Génova 13, incluyendo la reforma que está siendo investigada en la Audiencia Nacional, y un cambio de sucursal supondría una renovación para la formación.

También entraría en escena la ingente cantidad de dinero que recibiría el Partido Popular en una operación de semejante calibre. Según fuentes conservadoras, la venta podría rondar unos dos millones de euros. Estas son las dos corrientes de opinión que se aúnan para alentar la venta de la histórica sede.

“Unos creen que la palabra ‘Génova’ provoca desagrado y otros porque la situación económica del partido, sobre todo a partir del 28 de abril, era muy mala y algunos lo veían como una solución”, apuntan desde la formación popular.

Sin embargo, en la dirección nacional del partido esquivan este asunto y buscan el enfriamiento del debate, aunque no cierran ninguna puerta de golpe. “Acciones de ese calado se deben sopesar bien y ahora mismo no hay necesidad”, aclaran desde el círculo de Pablo Casado.

¿Un cambio de siglas?

Esta aspiración, a día de hoy, supone una casi una utopía. José Luis Martínez-Almeida, en declaraciones a La Hora de TVE, ha sido interpelado por esta opción. Sin embargo, el regidor y portavoz nacional la ha desestimado. “¿Alguien le preguntó al PSOE si iba a dejar de llamarse PSOE tras la guerra sucia contra ETA desde el Gobierno o por los ERE?”, deslizó el alcalde.

Esta es la línea predominante en el seno del Partido Popular en la actualidad, si bien es cierto que existen voces discordantes que consideran que las siglasestán muy denostadas”. De hecho, este corpúsculo conservador no se opondría a un cambio de nomenclatura en un corto plazo.

La gente dentro tiene cariño al nombre del partido al que se afiliaron. Si hubiese que unirse a otros partidos habría renunciar a las siglas, para que no prevaleciese una de entre varias, eso sí, pero renunciar a las siglas del PP por esto, no creo que haya nadie dentro que piense así”, declara una diputada a Público.

Sin embargo, si estas nuevas revelaciones sobre la ‘operación Kitchen’ cercasen al expresidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el escenario cambiaría bruscamente. “Habría que demostrar que él lo sabía. En ese caso, sería como renunciar a todo el pasado y construir una realidad nueva a partir de su propia etapa”, aclaran.