El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, ha avisado este martes de que si se generalizan protestas como la que estos días están llevando a cabo "gente de derechas" contra algunos miembros del Ejecutivo, como es su caso, frente a sus domicilios, no se sabe "donde pueden acabar", y lo próximo pueden ser concentraciones "de gente de izquierdas" frente "al apartamento" de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, o la casa del líder de Vox, Santiago Abascal.

"Hoy es gente de derechas manifestándose en la puerta de mi casa. Mañana puede ser gente de izquierdas manifestándose en frente del apartamento de Ayuso, de la casa de los Espinosa de los Monteros o de Abascal", ha advertido en una entrevista en laSexta, en la que ha señalado que en lo que a él respecta, no se queja, porque "a la política hay que venir llorado de casa".

En este sentido, el líder de Podemos ha afirmado que es "legítimo" que los políticos sean objeto de protestas, pero se ha mostrado preocupado por el riesgo de que se generalicen las concentraciones frente a las casas de los políticos, porque no se sabe hasta dónde pueden llegar.

"Yo tengo costumbre de recibir muchos ataques, pero hay mucha gente que no tanto, y el problema es que esto se sabe por dónde empieza, pero no se sabe dónde acaba, y si esto se generaliza, y si al final todo el mundo entiende que la manera lógica de protestar es ir a casa de Ayuso, de Abasal, de Casado o de Espinosa de los Monteros, o a casa de periodistas que se convierten en referentes de opinión, entraríamos en una situación muy negativa", ha enfatizado.

Por ello, ha defendido que "hay que intentar que el derecho a la manifestación se proteja, pero evitando situaciones de crispación" y que "hay determinadas normas que es sensato cumplir", al tiempo que ha aclarado que él nunca ha defendido que la gente "vaya a casa de nadie".

"Otra cosa es que cuando uno tiene un cargo público, pues claro que tiene que asumir que la gente pueda protestar o que te puedan decir algo por la calle, como es normal, o que vayan a tu Ministerio o a la sede de tu partido o al lugar donde trabajas porque eso forma parte de la democracia", ha defendido.

En este sentido, ha afirmado que él no se va a quejar, porque "lo que venga, tendrá que venir", y ya asumió cuando entró en política "que las cosas nunca iban a ser fáciles y siempre van a ser complicadas. "A la política hay que llegar llorado de casa", ha enfatizado.