Durante el debate celebrado en el Congreso de los Diputados para aprobar la prolongación del estado de alarma hasta el 12 de abril, Pablo Casado nos dio a todos por muertos. Mientras el Gobierno de Pedro Sánchez presentaba sus medidas para luchar por la vida de los españoles y la recuperación posterior de la economía, el presidente del Partido Popular centró su iniciativa en instar al Ejecutivo a poner las banderas a media asta, realizar homenajes de Estado a los protagonistas de la batalla y levantar monumentos a las víctimas.

Todo eso está muy bien, pero en su momento. Casado se instala ya en un nuevo escenario en que, depuradas las responsabilidades y con el actual Gobierno en el paro, el PP resurja como un ave fénix de la actual situación de oposición, con la corrupción olvidada para, de la mano de sus socios de ultraderecha, dar un giro al país en el sentido que ya conocemos porque lo hemos sufrido.

“Trabajemos juntos. Pensemos en los enfermos y en sus familias. Pensemos en la angustia con que siguen la expansión de la epidemia los mayores y los más vulnerables. Pensemos en los sanitarios y en sus desvelos. Ahuyentemos cualquier pensamiento mezquino o egoísta…” Esto es lo que Pedro Sánchez propuso ante el pleno presencial y virtual y ante los millones de españoles que seguíamos su intervención.

Lejos de tal pensamiento empático, Casado atacó con acritud, acusó a Sánchez de eficacia mínima, y prácticamente le hizo responsable de la cifra de fallecidos por la epidemia y su comparativa con otros países del mundo. Su socio preferente, Santiago Abascal , pronunció un discurso más arrabalero. El líder de Vox planteó la aplicación del 155 en Cataluña y la destitución del president Joaquim Torra por poner, dijo, en riesgo la vida de los catalanes, y también de Pablo Iglesias ante el temor de que si a Sánchez le pasa algo, con Carmen Calvo ingresada, podría ocurrir que Iglesias fuera el presidente por sustitución. Como se ve, también Abascal, por el método retorcido de ponerse en lo peor, mantiene sus consignas habituales. Fieles a su ideario ultraderechista con ecos fascistas, Vox había presentado 19 medidas alternativas para “mejorar” al decreto de estado de alarma votado ayer, entre las que incluía alguna perla como la de quitar durante este periodo especial  la sanidad gratuita a los inmigrantes irregulares.

Desoyendo tales cantos de sirena, Pedro Sánchez  ha pedido de nuevo unidad para vencer al coronavirus. “Cuando salgamos de esta tendrán mucho tiempo de hacer oposición al gobierno -respondió a sus oponentes- Entonces me defenderé, pero ahora no voy a perderun gramo de energía en defenderme”. Bien, presidente.

Enric Sopena es Presidente Ad Meritum y fundador de ElPlural.com

@enricsopena