Con solo 33 años, Noelia Núñez se ha convertido en una de las figuras emergentes del Partido Popular en Madrid. Se define como “una chica de Fuenlabrada” y ha sabido construir un perfil político disruptivo dentro de su partido, con una estética poco convencional –14 tatuajes incluidos–, un discurso frontal y una narrativa que combina orgullo de clase trabajadora, liberalismo sin complejos y lealtad a Isabel Díaz Ayuso. Su ascenso rápido, sin embargo, ha venido acompañado de polémicas que han salpicado su trayectoria.
Nacida en 1992 y criada en Fuenlabrada, Noelia Núñez se implicó en política desde muy joven. En 2015, con apenas 23 años, entró en el Ayuntamiento como concejala del PP, y poco después se convirtió en portavoz municipal y líder local del partido. Su papel en la oposición local, en una ciudad gobernada por el PSOE desde hace más de cuatro décadas, le sirvió para forjar una imagen combativa y cercana al votante de barrio, una estrategia poco habitual en la política popular del sur madrileño.
Su proyección creció a nivel autonómico cuando fue elegida diputada en la Asamblea de Madrid, donde ejerció como viceportavoz adjunta del PP. En 2023, Núñez fue la candidata a la alcaldía de Fuenlabrada. Aunque no logró la victoria, sí mejoró los resultados de su partido, y consolidó su liderazgo en el municipio.
El salto definitivo llegó semanas después, cuando Isabel Díaz Ayuso la incluyó en la lista del PP por Madrid a las elecciones generales de julio de 2023, en un puesto de salida que le garantizó su entrada en el Congreso de los Diputados. Posteriormente, fue nombrada vicesecretaria nacional de Movilización y Reto Digital, convirtiéndose en una de las dirigentes más jóvenes en entrar en la ejecutiva nacional del PP de Alberto Núñez Feijóo.
Un currículum con varias versiones
El mayor foco de controversia en torno a Noelia Núñez ha sido su trayectoria académica, sobre la que se han detectado hasta tres versiones distintas en fuentes oficiales y biográficas.
En el Congreso de los Diputados, Núñez declara haber cursado un doble grado en Derecho y Ciencias Jurídicas de la Administración Pública, sin especificar la universidad. Sin embargo, en el Portal de Transparencia del Ayuntamiento de Fuenlabrada se señalaba que comenzó Derecho en la Universidad Complutense, que luego se cambió al doble grado y que actualmente estudia Filología Inglesa en la UNED. Además, mencionaba un curso online de marketing digital en la Universidad de British Columbia y experiencia como profesora de inglés.
La versión más desconcertante apareció en su participación en un evento de la Universidad Francisco Marroquín, donde se afirmaba que había obtenido una licenciatura en Derecho por la University of Central Missouri, además de haber finalizado sus estudios de Filología Inglesa y haber sido profesora.
La falta de explicaciones claras y la desaparición de algunas de esas referencias en internet alimentaron las críticas. El PSOE aprovechó la confusión para exigir aclaraciones. El ministro Óscar Puente escribió en X (antes Twitter): “Sabemos dónde cursó la ESO. Dónde cursó el Bachillerato. Pero ese doble grado… no sabemos dónde lo cursó. Raro, ¿no?”
Por su parte, aunque con retraso para no “opacar” el titular de la derrota del Gobierno con el decreto antiapagones, Núñez trató de salvar los muebles como pudo después de todo el ruido que ha girado en torno a ella. Su intervención, a través de un extenso hilo en sus perfiles oficiales en redes sociales, deja más sombras que dudas; máxime cuando admite la existencia de tres versiones diferentes de su currículum. Eso sí, ante la “confusión generada”, aclaraba que en ningún momento tuvo “intención de engañar a nadie” y aduce que ha sido una equivocación que consta en la ficha personal del Congreso y ha remarcado que, si bien no los ha concluido, pretende retomarlos. .
Cómo se construye la “Ayuso de Fuenlabrada” en el Congreso
Núñez ha construido su discurso bajo el paraguas del llamado “ayusismo”, con un tono directo, liberal en lo económico y muy crítico con el Gobierno de Pedro Sánchez. Su cercanía con Isabel Díaz Ayuso le ha valido el apodo mediático de “la Ayuso de Fuenlabrada”, algo que no solo no niega, sino que reivindica como símbolo de su estilo y ambición política.
En marzo de 2025, protagonizó un enfrentamiento especialmente mediático con José Luis Ábalos, exministro socialista. En una intervención en el Congreso, Núñez hizo una alusión indirecta al caso Koldo, hablando de “novias-sobrinas de algún ministro”. Ábalos respondió insinuando que Núñez había conseguido cargos sin méritos y sugirió incluso la posibilidad de sobresueldos. La réplica de la diputada fue contundente: “Mis méritos, José Luis, son plantar cara a puteros y corruptos como tú”.
Margaret Thatcher en la pared y 14 tatuajes en la piel
Como se señalaba en las líneas anteriores, uno de los elementos que más han llamado la atención en el ascenso de Noelia Núñez es su imagen personal, que rompe con el estereotipo habitual de la política conservadora tradicional. La diputada popular luce 14 tatuajes, algunos de ellos visibles durante actos institucionales, entrevistas o sesiones en el Congreso. No ha dudado en reivindicarlos como parte de su identidad, y ha sido clara al respecto: “No pienso vestirme de forma distinta para gustar más a nadie”. Esa declaración, repetida en distintos foros, sintetiza bien su apuesta por un perfil que desafía los códigos estéticos convencionales del Partido Popular, especialmente entre las mujeres jóvenes.
Más allá de lo visual, Núñez ha convertido esa estética en un instrumento de comunicación política. En entrevistas ha explicado que sus tatuajes, su forma de vestir y su lenguaje buscan conectar con una generación a la que, dice, la política tradicional no representa: “Quiero que los jóvenes de barrio vean que pueden llegar”, ha afirmado en más de una ocasión. Es una forma de presentarse como referente para votantes jóvenes, con trayectorias similares a la suya, que se ven alejados del discurso clásico del PP.
Esta ruptura también se traslada al plano simbólico. En su etapa como portavoz del PP en Fuenlabrada, su despacho llegó a tener colgados dos elementos que suscitaron debate: una bandera de Gadsden, con la icónica serpiente y la leyenda “Don’t tread on me”, y un retrato de Margaret Thatcher. La bandera, de origen estadounidense, es históricamente un símbolo libertario y antiautoritario, que ha sido adoptado por movimientos liberales, conservadores e incluso ultraderechistas, lo que ha generado controversias en diferentes contextos.
En redes sociales y medios, algunos críticos acusaron a Núñez de exhibir “símbolos extremistas”, a lo que ella respondió con ironía y contundencia: “No me voy a esconder por tener a Thatcher; debería esconderme si tuviese la hoz y el martillo”.