La desigualdad ha crecido en España hasta niveles insospechados y en un nivel más alto que en el resto de países europeos. La diferencia entre las rentas más altas y las más bajas aumentó casi un diez por ciento tras los dos primeros años de la crisis. Esta situación se ha visto agudizada con las medidas posteriores tales como el incremento del IVA, el gasto farmacéutico o los recortes en sanidad. Los hogares con más ingresos han visto mermados sus recursos mientras que los más ricos registran por el contrario los mayores incrementos. Estas son algunas conclusiones del primer informe sobre desigualdad en España realizado por la Fundación Alternativas.

Si la distribución de los recursos indica el respeto de la sociedad hacia sí misma según las discriminaciones que permita entre las personas, como dice el ex ministro Jose María Maravall en el prefacio de este informe España se respeta menos. La desigualdad crece en nuestro país hasta el punto de que según este informe, el sistema ha perdido su capacidad de redistribución y España se alinea junto con Lituania y Bulgaria como uno de los tres países más vulnerables de nuestro entorno.

Más tasa de pobreza que en otros países
A diferencia de lo ocurrido en otras sociedades, en España se ha producido una intensa caída del peso de las rentas mas bajas. El incremento del paro, el cambio de la distribución del desempleo dentro del hogar con un aumento sin precedentes de parados sustentadores principales son algunas de las causas. Hay que añadir una debilidad relativa del sistema de impuestos y transferencias que han propiciado un mayor incremento de la desigualdad y de las tasas de pobreza que en otros países.

Los más bajos salarios de Europa
La desigualdad salarial se traduce en una de las mayores incidencias del empleo con bajos salarios en Europa incluso en comparación con países similares. Bajos salarios y pobreza se concentran en los trabajadores más vulnerables y no suele ser compensado por un sistema de prestaciones sociales similar al que existe en otros países. La crisis ha intensificado estas tendencias a pesar de la moderación salarial, especialmente como consecuencia de las reformas laborales.

Riesgo de xenofobia
Desigualdad, pobreza y marginación inciden especialmente sobre inmigrantes, mujeres y jóvenes. Para los inmigrantes los años de bonanza trajeron una amplia integración en el mercado de trabajo si bien les llevaron también a tasas de desempleo mayores que las de los trabajadores españoles. La inserción laboral se realizo con un alto grado de precariedad en unos empleos con baja cualificación y salarios bajos. La crisis les impactó de lleno, especialmente a los hombres que en general trabajaban en el sector de la construcción. La crisis y las limitaciones del sistema de protección ha situado al colectivo entre los de menor nivel de cobertura por desempleo. Se ha propiciado además un clima de riesgo de actitudes xenófobas ante la competencia por los escasos trabajos y la limitación de los servicios públicos.

Persiste la discriminación de género
La mujeres se encuentran en una situación mas desprotegida que los hombres en el mercado laboral, persiste un problema de discriminación no resuelto en los años previos a la crisis. Se advierte de que la situación actual puede llevarse por delante los avances alcanzados durante las últimas décadas. La crisis fiscal y los recortes que se llevan a cabo en los servicios y el empleo público afectan en mayor medida a la mujer que es mayoría en este sector y resultan muy afectadas por la reducción en gasto social y servicios públicos como puede ser el tema de la dependencia.

Jóvenes, los más castigados
Los jóvenes son especialmente vulnerables por el elevado riesgo de exclusión en el mercado laboral. Muchos jóvenes no pueden adquirir experiencia laboral ni están mejorando su nivel educativo, ni tienen motivos suficientes para seguir programas de formación. Suman el colectivo más castigado por la crisis.

El peor ajuste el de los tipos del IVA
La capacidad redistributiva del sector público para corregir las desigualdades se ha visto muy condicionado por el peso de las pensiones contributivas y las reformas impositivas así como por los cambios en el impuesto de la renta. Se ha seguido una línea más recaudatoria que redistributiva. Y se señala como el peor ajuste de todos, el crecimiento de los tipos del IVA.

A más igualdad, menos corrupción
Señalan también los expertos que a mayor igualdad hay menos corrupción y al contrario menor igualdad conduce a una menor eficiencia económica. “Algo debe haber en la igualdad para que los países mas igualitarios funcionen mejor”, afirmaban en la presentación del trabajo Belén Barreiro, directora del Laboratorio de Ideas, el politólogo Ignacio Urquizu y Luis Ayala, catedrático de economía aplicada.

Libertad o igualdad
¿Qué tiene que ver la ideología política en cuanto a la consecución de un objetivo de igualdad? Las posturas más conservadoras tienden al objetivo de la libertad en distintas áreas, opinan, mientras que las progresistas buscan la igualdad. Es también cierto, dicen, que los electores de izquierdas dan por hecho que la derecha no va a optar por la igualdad mientras que exigen a la izquierda políticas igualitarias.

Difícil recuperación del bienestar
¿Por qué le llaman bienestar cuando quieren decir crecimiento?, comentaba Belén Barreiro. Y Ayala hacia hincapié en el riesgo de que se llegue a creer que cuando el empleo se recupere, se recuperarán también los anteriores niveles de bienestar. “No es así. No se recuperarán los niveles anteriores. Los efectos de las expansiones y recesiones son asimétricos. En la recesión aumenta la desigualdad pero en la expansión, no decrece tanto”.

Falta una red básica de protección social
Como “recetas” para combatir la desigualdad, algunas ideas: Crisis y desigualdad se combinan y hay que reflexionar sobre aspectos tales como la ecuación de que aquellos países que más gastos sociales realizan tienen menos desigualdad. Es preciso revisar también cualquier elemento del sistema que tenga peso en el sector publico y si se descentralizan servicios hay que preocuparse por cuales puedan ser las consecuencias. El problema de base es que el sistema de protección social previo era menos potente que el de otros países y que una de las principales carencias de España es no haber conseguido crear una red básica de cobertura, de protección social. Aquí algunos ejemplos como el de Portugal cuyos ajustes fiscales han sido más redistributivos y aunque no había grandes diferencias en las redes de protección social, sí han gastado más en este concepto.

Sanidad y educación contra la desigualdad
Si añadimos a todo ello los recortes en sanidad y educación, la desigualdad se disparará aun más según el informe porque estos dos capítulos son los que más contribuyen a estrechar la brecha entre quienes más y menos tienen. El gasto farmacéutico y la sanidad en primer lugar. Los ajustes en educación tienen como efecto principal la reducción de oportunidades. El informe concluye en la necesidad imperiosa de una política redistributiva.